Ante la ingobernabilidad que actualmente está viviendo el país, por la proliferación de grupos delincuenciales que se han tomado por su cuenta el dominio de algunos territorios del país, se ha empezado a generar una verdadera preocupación de diversos sectores de la opinión pública, que piden a gritos al gobierno nacional para que retomen el control de estas zonas, donde impera la violencia. Desde este medio de comunicación hemos venido siendo reiterativos que cuando se empezó el proceso de debilitamiento de las Fuerzas Militares y de la Fuerza Pública, hecho que ha sido aprovechado por los grupos narcoterroristas y grupos delincuenciales para hacer de la suyas, imponiendo su voluntad y sometiendo a las familias que residen en esas regiones. El orden público se encuentra alterado y ha desbordado el accionar de las autoridades que se sienten impotentes por el vuelo que han cogido.
Lo inaudito, es que el mismo presidente Gustavo Petro Urrego, y su ministro de Defensa, no atienden, ni asistan a las cumbres de gobernadores y de los gremios empresariales, para expresarles personalmente esta situación que cada vez es más creciente. Específicamente es rechazable desde todo punto de vista que ante la deficiente presencia de la fuerza pública en la vía de Neiva a Villavieja, hacen presencia grupos delincuenciales que utilizando armas no convencionales atacan despiadadamente a vehículos y motociclistas que diariamente circulan por este corredor vial, que se encuentra deteriorada y conducen a uno de los principales atractivos turísticos del departamento y del país: el desierto de la Tatacoa, que es considerado la segunda zona árida con mayor extensión del país.
Lo anterior, está generando un desestimulo para los turistas visiten a este lugar considerado un patrimonio arqueológico y paleontológico del país y del mundo, por el riesgo permanente a que son sometidos cuando se desplazan a este territorio del norte del departamento. Pero es inaudito que aquí en las goteras de la ciudad ocurran estos hechos delictuosos. Bandas de adolescentes salen en grupos para asaltar a los que se atreven a circular por esta vía, sin que exista presencia de la Fuerza Pública. Hemos recibido quejas de algunos turistas y personas que han sido objeto de esta delincuencia que tiene azotado no solamente a esta región, sino a todo el departamento en general. El gobierno nacional, parece que no le interesa lo que está sucediendo en estas regiones. Es el colmo que la sociedad colombiana se sienta inerme a esta oleada de violencia. La sociedad colombiana, se encuentra altamente preocupada por el avance de la criminalidad en el país, lo cual está provocando una permanente zozobra en el bienestar de las familias, porque ya no pueden salir tranquilos a las calles o zonas rurales, porque en cualquier momento son sujetos de atracos y hurtos.