Por: José Eliseo Baicué Peña
Si bien es cierto que el problema de la contaminación ha existido para el hombre desde que se hizo sedentario y estableció los primeros caseríos, nuevas fuentes de contaminación peligrosísima han aparecido como producto de las nuevas industrias y de la era atómica
La creciente expulsión de humo por parte de los vehículos, los lugares donde se depositan sendos arrumes de basuras, poco sentido de pertenencia con el río magdalena, el mal uso del espacio público, el desperdicio indiscriminado de agua potable para el lavado de carros, y la continua tala de árboles con diferentes propósitos, son algunos claros ejemplos.
Por supuesto, que todo esto está íntimamente ligado al calentamiento global y al desastre ecológico. Es por eso, que para muchos ecologistas el principal daño al medio ambiente es debido al calentamiento global, y aunque todavía no se sabe con exactitud qué porcentaje de ese fenómeno se debe a las emisiones de contaminantes en los países industrializados y cuánto a un proceso natural que se presenta periódicamente en la tierra, culpan de ese calentamiento a los países más desarrollados.
Es frecuente que muchos estudiosos de estos temas, más por cuestiones políticas que por una verdadera preocupación del medio ambiente, responsabilicen al sistema de mercado o capitalista del deterioro al medio ambiente. Según ellos, esto es falso, pues, la caída del Muro de Berlín dejó claro, que al comparar las economías de las dos Alemanias, que la que vivió con un sistema socialista o centralmente planificado, emitía mucha más contaminación por habitante que la Alemania capitalista.
La falta de desarrollo, el atraso tecnológico y la ausencia de innovaciones, que dejó ver la caída del Muro de Berlín, muestra que los capitalismos monopólicos de estado generan más contaminación que los sistemas de mercado. En la Alemania socialista la mayor parte de la población se calentaba con carbón, prohibido en la Alemania capitalista, por ser altamente contaminante. En la Alemania socialista hasta 1989, todavía la mayoría de los autos circulaba con motores de dos tiempos, tecnología anterior a la Segunda Guerra Mundial, la cual contamina 90 veces más que los autos usados en la Alemania capitalista.
Al analizar otro tipo de contaminaciones, como la basura y el agua sucia, vemos que en los países emergentes con grandes dosis de estatismo, importantes sectores de la población beben agua contaminada y literalmente viven junto a sus excrementos.
Colombia no escapa a estas situaciones. Observamos que aún en este momento de la historia y de la tecnología siguen circulando cientos de vehículos dejando estelas de humo y contaminando a todos los que respiramos junto a ello.