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Instrumentalización de menores, una práctica en aumento

Nov 25, 2023

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En el Huila, una creciente inquietud surge ante el aumento de menores de edad que están siendo instrumentalizados para cometer diversos delitos. Este fenómeno se entrelaza con el preocupante escenario de reclutamiento por parte de grupos al margen de la ley. Ante esta realidad alarmante, las autoridades hacen un urgente llamado a los padres de familia, instándolos a proteger a sus hijos y evitar que caigan en las redes de la delincuencia.

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En las últimas semanas, se han llevado a cabo una serie de operativos en el municipio de Campoalegre, en el departamento del Huila, revelando una perturbadora realidad: la instrumentalización de menores en actividades delictivas.

Entre las capturas efectuadas, una de las más impactantes involucra a un menor de tan solo 15 años con antecedentes y señalamientos por múltiples homicidios en la región.

El comandante encargado de la Policía Huila, teniente coronel Henry Alexander Muñoz Pinilla, confirmó la aprehensión de este joven, lamentando que estructuras delincuenciales locales hayan instrumentalizado a un menor de edad.Según las autoridades, el menor en cuestión enfrenta tres procesos por su participación en homicidios, evidenciando la gravedad de la situación.

El llamado a la conciencia de los padres, la comunidad educativa y demás involucrados en la educación de niños, niñas y adolescentes es contundente. La preocupación radica en evitar que estos menores caigan en las redes de los delincuentes y se vean involucrados en la comisión de delitos que puedan marcar sus vidas y futuros irremediablemente.

Según el oficial, La banda delictiva a la que pertenecía este joven en el municipio de Campoalegre, perpetró un homicidio en septiembre, y tras un exhaustivo análisis de pruebas y evidencias físicas recolectadas por la Policía Nacional, se logró la identificación plena del implicado. La colaboración con la Policía de Infancia y Adolescencia fue crucial para llevar a cabo la aprehensión de manera efectiva.

El teniente coronel destacó la creciente preocupación sobre la participación de niños, niñas y adolescentes en actividades criminales. «Lo que queremos evitar es que estos menores de edad entren a engrosar las cadenas criminales y queden expuestos en investigaciones que les destruirán la vida, su futuro y las familias», subrayó.

Las autoridades locales expresan su inquietud por el creciente fenómeno de instrumentalización de menores y el reclutamiento por parte de grupos delictivos en el Huila.

Utilizados para el tráfico de drogas

Este caso no es un incidente aislado. Recientemente, la Policía en el Huila llevó a cabo la captura de 15 personas vinculadas a dos organizaciones de tráfico de drogas. Lo sorprendente es que estas organizaciones utilizaban la instrumentalización de menores para llevar a cabo sus operaciones ilícitas. La Policía reveló que buscaban a menores de edad en zonas vulnerables del sur y centro del Huila, induciéndolos al consumo de drogas y utilizándolos como vendedores.

Las impactantes grabaciones obtenidas como parte del material de prueba de la investigación dejan al descubierto a niños consumiendo y vendiendo drogas. Agentes que participaron en el operativo señalaron que estos menores provienen de barrios pobres en los municipios de Pitalito y Garzón.

Las organizaciones conocidas como «Los Gorriones» y «Los de la Y» son responsables de inducir e instrumentalizar a estos jóvenes, quienes terminaron formando parte de una red criminal dedicada a la venta callejera de estupefacientes. Esta situación no solo representa un peligro inmediato para la seguridad de la sociedad, sino que también plantea interrogantes sobre las condiciones sociales que llevan a la participación de menores en actividades delictivas.

Es importante situar este fenómeno en el marco más amplio del conflicto armado en Colombia.Durante años, el reclutamiento de miles de niños y jóvenes en las filas de la insurgencia ha sido una triste realidad. Apartados de sus familias y sin esperanza más allá de la guerra, estos adolescentes vivieron experiencias traumáticas que les arrebataron su inocencia y los forzaron a deshumanizarse frente a actos de violencia.

Según la Coalición contra la Vinculación de Niños, Niñas y Jóvenes al Conflicto Armado en Colombia (Coalico), en 2022, aproximadamente 270,000 menores fueron víctimas del conflicto armado entre el Estado colombiano y los grupos insurgentes. Esto representa un preocupante aumento del 11.5% con respecto al año anterior. La Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) señala que entre 1996 y 2016, las Farc-EP reclutaron a aproximadamente 19,000 niños y niñas menores de 15 años.

Lo más inquietante es que gran parte de los integrantes de estos grupos urbanos son adolescentes y jóvenes. Según el Sistema de Responsabilidad Penal Adolescente (SRPA), el 12.35% de los adolescentes y jóvenes han pertenecido a bandas criminales, mientras que el 12.17% ha estado involucrado en pandillas.

Los jóvenes urbanos, al parecer inspirados por la ilusión de poder y ganancias fáciles, acceden voluntariamente a estos grupos criminales. El atractivo de un pseudopoder, otorgado por un arma de fuego, les brinda un cierto nivel de decisión para participar en cualquier actividad delictiva que se les encomiende.

La otra realidad

Desde la firma del Acuerdo de Paz entre el Estado colombiano y las extintas Farc en noviembre de 2016, el reclutamiento forzado ha experimentado un preocupante fortalecimiento en el territorio nacional, especialmente en el departamento de Huila. La dejación de armas por parte de la guerrilla en 2017 generó un vacío de poder que fue ocupado por disidencias, dando lugar a la proliferación de nuevos grupos armados ilegales, los cuales reclutan activamente a menores de edad, especialmente en áreas rurales.

En la actualidad, el Estado Mayor Central (EMC) de las disidencias de las Farc es el grupo predominante en Huila, operando a través de diversas estructuras como el Frente Ismael Ruiz, Iván Díaz, Rodrigo Cadete y Darío Gutiérrez en diferentes áreas del departamento. Además, la Segunda Marquetalia, otra agrupación disidente, ha ganado terreno desde abril de este año, siendo señalada recientemente por la Defensoría del Pueblo junto con la guerrilla del ELN en los municipios de Baraya, Neiva y Tello, en el sur huilense.

La Coalición contra la vinculación de niños, niñas y jóvenes al conflicto armado en Colombia (Coalico) ha estado monitoreando la situación en Huila, alertando sobre la presencia de grupos posdesmovilización paramilitar que incursionan en el microtráfico y tráfico interno, especialmente en municipios como Gigante y en áreas con actividad hidroeléctrica y minería extractiva.

En 2020, se reportó la presencia de individuos supuestamente afines al Cártel de Sinaloa, grupo narcotraficante mexicano, en Gigante. Coalico ha identificado que algunas organizaciones delictivas vinculan a menores de edad sin sacarlos de sus hogares, controlando cada aspecto de sus vidas y ofreciéndoles oportunidades económicas que los atrapan en estas redes.

Líderes locales, bajo la condición de anonimato por razones de seguridad, han expresado su preocupación sobre el aumento del reclutamiento de menores en la región desde 2021, con un agravamiento particular en los meses de mayo y junio de este año. Aunque las cifras de Coalico, que registran 13 eventos entre enero de 2016 y junio de 2023, reflejan un subregistro debido a la reticencia de las familias a denunciar, se han presentado tres casos en lo que va de este año.

Julia Castellanos, responsable del Observatorio de Niñez y Conflicto Armado de Coalico, destaca que la falta de denuncias formales en algunas comunidades étnicas refleja una incredulidad total hacia el Estado, prefiriendo acudir a las autoridades tradicionales que brindan mayor apoyo.

Líderes locales coinciden en que el reclutamiento no siempre se lleva a cabo por la fuerza, sino que en ocasiones se vincula a los jóvenes mediante mandados, otorgándoles dinero y responsabilidades que los llevan, eventualmente, a uniformarse y portar armas. La disuasión se realiza a través de diferentes roles, como ser ‘estafetas’ que transportan razones, ocultan armas o son atraídos por objetos materiales como celulares y motos. La influencia de las redes sociales también ha surgido como un factor importante en este fenómeno, según fuentes locales.

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