Un panorama desalentador está presentando las condiciones climáticas del país y especialmente en nuestro departamento donde la sociedad huilense está soportando diariamente desde el mes de julio del presente año, unas altas temperaturas que tienen en jaque el bienestar general de las familias. Estamos sintiendo los efectos del calentamiento global, que se está manifestando por el calor intenso que estamos sintiendo durante el día y que, por las noches, se presentan unas sensaciones de calor que nos tienen desesperados. Mientras la humanidad se desgasta en debates, a menudo manipulados y estancados, las imágenes de otros países, que están afectando la supervivencia de los seres humanos y daños en la dinámica productiva, mientras los políticos están viendo impotentes la magnitud de un reto para el que no estamos preparados. Son un contraste contundente.
Estamos en emergencia climática. No estamos ni cerca de estar listos para evitar sus peores consecuencias. Las diferencias de temperatura, presión atmosférica y lluvias que se presentan de manera esporádica, no se deben a un cambio en los patrones de dirección de los vientos, sino a la dirección este-oeste de las corrientes marinas en la zona intertropical. Pero existe un fenómeno bastante degradante que está ocurriendo en el Huila. Es el incremento de incendios forestales, que tienen en ascuas a todas las autoridades locales y a los organismos de socorro.
Son contradictorias las cifras que emanan del Ministerio del Ambiente. La semana anterior informó que, de enero a octubre de este año, se ha visto una reducción de 58 % en el número de hectáreas afectadas por conflagraciones, respecto al mismo periodo de 2022, pasando de 136.581 hectáreas afectadas a 56.529 ha. Pero en 2022 hubo 746 incendios, y en este 2023 pasamos a 2.378 incendios. En el Huila, han ocurrido en la presente vigencia 195 incendios forestales donde se han afectado 5.627 hectáreas, convirtiendo en el segundo departamento donde se han presentado estas emergencias. Existe un71 % de probabilidad de queEl Niño sea un fenómeno fuerte y se extienda hasta abril de 2024, según explicaron el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam) y el Ministerio de Ambiente. Sus efectos sociales, económicos y ambientales, van a ser mayúsculos. Se estima que el sector agrícola enfrentará el 80 % de las afectaciones derivadas de El Niño, especialmente en lo relacionado con las cadenas pecuarias, la ganadería y los cultivos de ciclo corto, como los cereales, las frutas y las hortalizas. Lo anterior es un golpe muy fuerte por el incremento de los precios. El cambio climático le está dando más fuerza a la variabilidad climática. Los patrones existen, por supuesto, todo en el planeta es cíclico. Tenemos patrones de cada cinco años, de cada año, patrones anuales, bianuales, pero están cambiando: se están comprimiendo, acelerando o se están uniendo.
