Cuando las familias colombianas acuden a los centros de distribución de alimentos en el país, encuentran que los precios de los alimentos cada vez se encarecen por diversos factores endógenos y exógenos que están generando una gran preocupación a los propietarios de los establecimientos donde se distribuyen estos bienes de la canasta familiar. Se está presentando un fenómeno en la reducción del consumo de alimentos por los altos costos de èstos. Así el Dane afirme en sus tradicionales y periódicas encuestas algunos indicadores sobre el comportamiento de algunos, no reflejan verdaderamente la cruda realidad que padecen las amas de casa cuando van a comprar su mercado. Es risible, que dichos valores que se anuncian en las estadísticas oficiales son inferiores a las que realmente ofrecen los comerciantes en las plazas de mercado o en los Fruvers de los municipios colombianos.
Han empezado a soplar vientos adversos para la recuperación económica en todo el territorio nacional, una vez que el gobierno nacional empezó a aplicar las medidas alcabaleras, relacionados con la entrada en vigencia de la reforma tributaria, altas tasas de interés, aumentos mensuales y sistemáticos de los precios combustibles, tasa de inflación galopante, dólar que bordea los 5 mil pesos con tendencia al alza, invierno, aumento de los aranceles de algunos productos importados y las tres reformas tributarias que tiene previsto durante el presente cuatrienio, entre otros factores han empezado a impactar seriamente el bolsillo de los colombianos y por ende el consumo de las familias, así no nieguen los integrantes del equipo económico del alto gobierno. Pero las cifras que emiten son otras.
Ahora se empieza a respirar un ambiente de incertidumbre económica, entre los productores y comerciantes de productos del sector agropecuario. Lo anterior puede desencadenar un efecto dominó entre los diferentes sectores económicos del país. La situación que se vislumbra no es nada halagüeña. Se empieza a sentir un panorama de pesimismo e incertidumbre económica entre los empresarios colombianos para los próximos meses. Si persiste esta tendencia, podemos inferir que no vamos a tener un buen cierre de año para el comercio de bienes y servicios, entre los que se cuentan los alimentos.
Igualmente, la fotografía de la producción manufacturera como de las ventas del comercio minorista, no es la mejor. La primera ha caído significativamente, mientras que las segundas se redujeron durante el mes de diciembre e inicios del año, de acuerdo con algunos sondeos realizados entre algunos comerciantes de víveres y productos perecederos, en comparación con el mismo periodo del año pasado. Tal es la situación que están viviendo las familias que obligatoriamente se encuentran aisladas socialmente; están haciendo mella en su situación económica por la falta de ingresos permanentes para satisfacer sus demandas internas.
