Por: Alberto Abello
Alfonso Gómez Méndez se pregunta si era “Bolívar de izquierda”, en referencia a los sectores de ese signo que en política lo invocan o pretenden utilizarlo como bandera. Es una pregunta que cobra actualidad por el incidente de la posesión presidencial de Gustavo Petro, al ordenar a los militares que le llevaran la espada de Bolívar y hacer esperar al público y a los invitados media hora, hasta que la tuvo en sus manos.
Que la izquierda invoque las ideas o sostenga la espada de Bolívar no hace que el Libertador se vuelva de izquierda, como no se convierte en santo el que se cuelga la imagen de uno de ellos en el cuello. Lo determinante es que, en el Imperio Español en América, por cuenta de la invasión de la Península, se formaron en nuestra región juntas de notables en defensa del rey Fernando VII. Por entonces, en España se aprueba la constitución de Cádiz, que reconocía ciertos derechos nuestros pueblos, los cuales abolirá el rey al retornar al poder apoyado por la Santa Alianza. Al aparecer la grieta en Venezuela que divide a monárquicos y republicanos, se avanza a la guerra civil, que en esa región deriva en guerra de independencia.
Simón Bolívar, al respecto, señala sobre la situación política de Venezuela, en su memoria dirigida a los granadinos: “El más consecuente error que cometió Venezuela, al presentarse en el teatro político fue, sin contradicción, la fatal adopción que hizo del sistema tolerante; sistema improbado como débil e ineficaz, desde entonces, por todo el mundo sensato, y tenazmente sostenido hasta los últimos periodos, con una ceguedad sin ejemplo”.
Agrega que “Las primeras pruebas que dio nuestro Gobierno de su insensata debilidad, las manifestó con la ciudad subalterna de Coro, qué denegándose a reconocer su legitimidad, lo declaró insurgente y lo hostilizó como enemigo”.
“La Junta Suprema, en lugar de subyugar aquella indefensa ciudad, que estaba rendida con presentar nuestras fuerzas marítimas delante de su puerto, la dejó fortificar y tomar una actitud tan respetable, que logró subyugar después la Confederación entera, con casi igual facilidad que la que teníamos nosotros anteriormente para vencerla. Fundando la Junta su política en los principios de humanidad mal entendida que no autorizan a ningún gobierno, para hacer por la fuerza libres a los pueblos estúpidos que desconocen el valor de sus derechos”, sostuvo.
Hasta ese momento el coronel Bolívar no había dado a conocer sus inquietudes políticas fuera de luchar por la independencia y la existencia de la Primera República de Venezuela, con los episodios conocidos de la perdida de la fortaleza de Puerto Cabello y el famoso incidente de la captura del generalísimo Francisco de Miranda. Es en Cartagena donde se muestra a favor de la liberación de Venezuela, para seguir con la de la Nueva Granada. Así, liberándose de la influencia del romanticismo radical europeo, sostiene que: «Los códigos que consultaban nuestros magistrados no eran los que podían enseñarles la ciencia práctica del gobierno, sino los que han formado ciertos buenos visionarios que, imaginándose repúblicas aéreas, han procurado alcanzar la perfección política, presuponiendo la perfectibilidad del linaje humano. Por manera que tuvimos filósofos por jefes; filantropía por legislación, dialéctica por táctica, y sofistas por soldados. Con semejante subversión de principios y de cosas, el orden social se resintió extremadamente conmovido, y desde luego corrió el Estado a pasos agigantados a una disolución universal, que bien pronto se vio realizada”.
Y sigue con una elocuentísima y fina crítica del romanticismo político de nuestros próceres. Esto en plena vigencia de la Patria Boba en la Nueva Granada, es decir de la lucha de federalistas y centralistas… Bolívar, a partir de entonces se consagra a batallar por la libertad y al mismo tiempo, anuncia con realismo un nuevo orden, para unos pueblos que aún no estaban preparados para asumir sus responsabilidades, por lo que teme que los sectores sociales más débiles sean manipulados por los politiqueros de las ciudades. Por consagrar el nuevo orden dedicara gran parte de su tiempo a defender un modelo constitucional, en el cual el presidente seria vitalicio con grandes poderes para mandar. Es allí donde se plasma su visión conservadora del nuevo orden, en cuanto oteaba que nuestros pueblos estaban inmaduros para ejercer sus derechos y deseaba evitarles que cayesen en manos de demagogos y aventureros. En elocuente carta a Sucre, se confiesa, como éste, conservador. Conservadores de la Gran Colombia.