Transitar por la ciudad de Neiva es una tortura, por el irrespeto permanente a las normas contempladas en el Código Nacional de Tránsito. Algunos vehículos y la mayoría de los motociclistas se pasan en rojo los semáforos y se estacionan en sitios prohibidos. Inclusive muchos andan sin los documentos reglamentarios, los cuales los convierten en potenciales asesinos por su irresponsabilidad e incultura que tiene en jaque la circulación por las vías de la ciudad. Se ha vuelto paisaje en la ciudad, saltarse un semáforo en rojo, no respetar la prioridad en un cruce o una rotonda, no ceder el paso de los peatones en los pasos de cebra, no mantener la distancia de seguridad con el vehículo precedente, no señalizar los cambios de dirección o de carril, no respetar los limites de velocidad o las zonas restringidas al tráfico. Además, los conductores de motos deambulan por los carriles destinados a las bicicletas o transeúntes. Es un caos total.
Hay que reconocerle la sana intencionalidad del alcalde de Neiva, que junto con su equipo de trabajo han venido desarrollando algunos operativos nocturnos para corregir estos desbordamientos que tienen desesperados a las familias neivanas. Y así, con estos controles, los desadaptados buscan birlar y esquivar dichas intervenciones que realizan las autoridades. Desde esta tribuna de opinión hemos venido siendo reiterativos, que este es un compromiso de toda la sociedad. Es indispensable disminuir la racha de accidentes de tránsito, con el fin de mejorar la convivencia en las vías. Respetar las señales de tránsito es una muestra de civismo y de solidaridad con el resto de las familias.
Las autoridades expresan que se debe reconocer que no es sólo por desconocimiento, sino porque hay omisión, es decir, la irresponsabilidad de los conductores que conociendo las señales de tránsito arriesgan sus vidas, quebrantándolas. En cuanto a otros factores que desembocan en la accidentalidad, son la permisividad con la ilegalidad; si crece la accidentalidad en la que están involucradas las motos, es evidente que hay una correlación con el número de vehículos rodando. A todas las administraciones municipales le han estallado estos mega problemas por la improvisación, deficiente planeación y escasa prospectiva de ciudad, que tuvieron los anteriores mandatarios locales, porque nunca proyectaron las suficientes avenidas para facilitar el flujo vehicular en su momento histórico.
Pero hay una en particular que merece un análisis más cuidadoso: la forma como nos movilizamos en nuestra ciudad. Ya sea por asuntos de salud, por la misma aglomeración que subyace en torno al uso del transporte público o por las horas en que se congrega el grueso de la población, será necesario adoptar nuevos comportamientos y una nueva cultura del desplazamiento. Movilidad es, junto con la seguridad, el asunto más complejo que debe enfrentar el primer mandatario de los neivanos.