El pasado 20 de octubre se celebraron 48 años de haber recibido la alternativa como Torero en España de manos del inolvidable Sebastián Palomo Linares, el matador colombiano Jorge Herrera. Nacido en Fusagasugá con vínculos por amor con el Huila, su esposa es la periodista Margarita Suárez, Jorge abrió su casa y su corazón para hablar de lo que lo apasiona en la vida, “La fiesta Brava”.
El maestro Jorge Herrera, nos recibió en su residencia al oriente de la ciudad, con un hablar pausado y tranquilo, nos fue respondiendo cada una de las inquietudes en torno a su actividad en la tauromaquia, que no son nada distinto a lo que ha sido su vida, pues son 48 de los 72 años de su existencia, entregados al arte de los toros.
D.H: Jorge, ¿cómo son esos recuerdos de sus primeros años y cómo se inclinó por los toros y la fiesta brava?
Jorge Herrera: “yo nací en Fusagasugá en una familia de clase media, mi papá siempre tuvo finca, mi madre ama de casa, soy el tercero de 12 hijos y mi formación empezó prácticamente en Fusa, porque cuando estaba muy pequeño, vivíamos frente al Hotel España, a donde llegaban los toreros, los banderilleros, los toreros cómicos, todos los integrantes de las diferentes cuadrillas. Iba y veía el ritual que se realiza antes de partir para la plaza.
Me comenzó a gustar ese ambiente, al punto que ellos me daban un capote y entraba a la plaza sin pagar como si fuera uno más de ellos, tendría unos diez añitos y desde entonces me comenzó a gustar todo lo concerniente a la lidia de los toros”.
DH: Tengo entendido que se van para Bogotá, ¿cómo busca para llegar a donde se vivía el ambiente y preparación de los novilleros y futuros toreros?
JH: “Llegué con mucha timidez al sector del parque Nacional, cerca de la Santa María, a observar cómo era la cosa y me fui metiendo en ese mundillo que luego fue mi vida. El primero que se fija en mí es Melanio Murillo, que fue quien descubrió a Pepe Cáceres, a Vásquez II, a Germán Urueña, entre varios matadores, y luego conocí a Metrallo, un banderillero de la escuela del Parque Nacional y allá fue donde me quedé y desde luego con la enseñanza de Melanio un excelente torero, toreaba con mucho sentimiento y me inculcó eso. Fue con Metrallo que comencé como torero, como novillero aspirante y fui cogiendo forma en el ambiente taurino”.
DH: ¿Cómo es el proceso como novillero hasta llegar a la alternativa y de manos de quien la recibió?
J.H: “En ese tiempo era muy difícil porque solo toreábamos en Colombia en los pueblos ganado criollo, que era un ganado que trajeron los Jesuitas para que cuidaran sus tierras. Parte de ese ganado quedó en los llanos y en Cundinamarca, fueron la base de las ganaderías en Colombia. Fueron unos cinco años, comencé a los 14 años de edad, y luego tuve la oportunidad de torear un toro de casta en Bogotá en el festival de la Policía Nacional, eso fue a finales de la década del 60 y desde ahí la gente taurina comenzó a preguntar ¿quién era ese novillero?”
“Comencé a salir a otras plazas en Colombia y `metrallo` comenzó a enviar las crónicas que publicaban a Venezuela y a Ecuador, a este último fui por una novillada y toreé como quince. Luego me fui a Venezuela en donde fue el bombazo, hice unas treinta a cuarenta corridas, con picadores y di el salto a España”
“Tuve la suerte que los Lozano que eran los apoderados de Palomo Linares se interesaran en mí y eso, cambio totalmente mi vida. Aparte de eso, Domingo Dominguín, el hermano de Luis Miguel, fue un enamorado de mi forma de torear y eso me abrió las puertas en España, en donde hice el récord de 50 novilladas en un año, me dieron el trofeo de mejor novillero del mundo”.
La alternativa
La alternativa la iba a hacer en 1975, pero tocó adelantarla para 1974 a raíz de la cantidad de contratos firmados que tenían los lozanos para corridas en América, por lo que se dio el 20 de octubre de ese año. Tocó cambiar además de la fecha el escenario que iba a ser en principio Valencia y por temas de lluvia, tocó irnos para Benidorm, fue un mano a mano maravilloso con Ortega Cano, me fue muy bien. Recibí la espada de manos de Sebastián Palomo linares. Tuve en España tres años maravillosos, 74, 75 y 76, hice entre novilladas y corridas unas 160 faenas”.
Sus vínculos con el Huila
D.H: ¿Cómo se dan sus vínculos con el Huila y cómo termina viviendo en Neiva?
J.H: “Después del éxito en España, vine a torear a México por propuesta de Pepe Cáceres, me regresé a Colombia, comenzamos a abrir plazas en varios pueblos, la tierra jala y me quedé definitivamente.
Toreando en la feria de Cali, un toro me pegó una corneada que me tumbó los dientes, hasta caricatura me dedicó El Tiempo en la que se dibujó al toro arreglándome los dientes. Después en la recuperación me fui a Cartagena y allí me presentaron a Margarita Suárez que era a directora de farándula de Cromos, fue flechazo, nos casamos, vinieron los hijos; Jorge Enrique y María. Un día me dijo por qué no nos vamos a vivir a Neiva, me enamoré además de la tierra, de la gente y nos quedamos aquí”.
D.H: Peguntas rápidas; ¿las corridas en Neiva y lo de ser criador de toros de lidia?
“Para un San Pedro Conocí a Maruja Fernández de Giraldo que era la directora del festival, me dice, tenemos que traer la fiesta brava al festival, yo le ayudo y lo metemos en la programación, así fue, logramos tener corridas durante cinco o seis años en Neiva con rotundo éxito a punto que las grandes cadenas radiales enviaban a sus periodistas especializados en toros a transmitir desde Neiva para toda Colombia, eso le dio realce al Festival”.
“En una de esas corridas indulté un toro y el ganadero se emocionó al punto que me lo regaló, lo llevé a Balsillas en donde tenía finca, pero las crías no sacaron la nobleza para ser toros de lidia. Fueron toros que no embestían, ahí terminó el intento”.
Finalmente, con la promesa de hacer una nueva entrevista para los 50 años, logramos algunas reflexiones con Jorge Herrera, como que a pesar de toda la campaña que existe actualmente en contra de la fiesta brava, esta no va a desaparecer, porque hay una afición, el mundo del toro es una industria que genera trabajo, recursos económicos, turismo entre otros, por lo que no entiende el porqué de la persecución, “nos quieren hacer ver como unos asesinos o gente de la peor calaña”, dijo.
Jorge Herrera se considera un hombre realizado en la vida para el que su familia y los toros lo son todo. “El mundo de los toros le permite a uno conocer gente maravillosa y toda clase de países y culturas”
