En el estadio Romelio Martínez de Barranquilla, Junior y River Plate se ven las caras por el Grupo D de la Copa Libertadores. El duelo se da en medio de un clima especial, dado que en los alrededores del escenario se registran incidentes, a raíz de la convulsión social que vive Colombia en las últimas semanas, al punto que el cotejo tuvo que suspenderse unos instantes a los 23 minutos del primer tiempo porque los futbolistas se vieron afectados por los gases lacrimógenos.
Una vez más, priorizando el orden local, Gallardo apostó a una formación alternativa, que sufrió las transiciones rápidas de un Junior que, como en el cruce en el Monumental, enfocó sus ataques en las lanzas por afuera, a espaldas de los carrileros. El 3-4-3 dispuesto por el Muñeco buscó un juego más directo, con menos elaboración. Álvarez fue el delantero que más retrocedió y el doble 9 resultó una tentación para los centros desde los costados.
Pero excepto por un remate de Girotti por encima del travesaño, Junior fue mucho más incisivo. Con Borja sin brindar referencias y como un problema sin solución, el ex Olimpo de Bahía Blanca abrió el marcador a los 19 minutos, tras una contra veloz en tres toques, luego de una pérdida millonaria en el borde del área contraria.
River mostró una imagen poco común: inconexo, con descoordinaciones defensivas, superado. Sobre el epílogo de la primera parte, Hinestroza, a partir de un remate potente, casi pone el 2-0, pero lo impidió Armani.
Disconforme con lo presentado en los primeros 45 minutos, Gallardo intentó reconstruir el medio campo del que prescindió. Así, hizo ingresar a Palavecino y Carrascal (dos hombres de elaboración y armado) por Vigo y Álvarez. Al mismo tiempo, pasó a un esquema de cuatro defensores.
De pelota parada, a los 8′, la Banda tuvo su mejor oportunidad: tras una pelota parada, Zuculini se llevó puesto el balón en el área y el arquero Viera salvó providencialmente. El DT ganó profundidad con otras dos modificaciones: saltaron a la cancha Borré y Suárez. Y el ex Belgrano, aún falto de ritmo tras el parate por haber sido contacto estrecho de un caso de coronavirus, inquietó con sus arranques. Al menos le sirvió para insuflarle miedo a Juniors, que comenzó a cuidarse más.