AMADEO GONZALEZ TRIVIÑO
Nos es equivocado el concepto generalizado de preocupación por las respuestas de la juventud en torno al proceso social y político que se vive en toda Latinoamérica, especialmente por la forma como este sector de la población tiende poco a poco hacia la protección de las concepciones de derecha, frente a la necesidad de una política de renovación y de cambio en el tratamiento de la realidad social y humana a la que pertenece.
Podríamos pensar y considerar que la ausencia de un reconocimiento de los procesos históricos y sociales son la base de esta situación, para pensar que nuestra juventud se ha formado a partir de grande sacrificios de sus padres, donde el hecho de ofrecerles todo en su proceso académica y social, contrasta realmente con el futuro que de ellos se espera, pues el sacrificio de los padres pasa a un segundo plano y llegan al extremo de pensar que esa era la carga y por tanto, la obligación de atenderlos a más no poder, porque para qué los traían al mundo.
Y los medios sociales, la sociedad de consumo, los fenómenos del mal uso que se hace de las redes sociales, han terminado por convertirse en una especie de modorra intelectual, con la cual, se ha arropado a la juventud que solo quiere la vida fácil y que olvida y desconoce la realidad social y humana que se vive a su alrededor o la forma como hemos terminado siendo convertidos de la noche a la mañana, en piezas obsoletas de la sociedad y que por tanto, son ellos los llamados a hacer de las suyas en medio del caos y del desorden imperante en las calles o en la vida licenciosa que los ha llevado a hacer de su vida, la forma práctica de entender y asumir su posición en sociedad.
Preocupante que los elementos propios de la venganza, del machismo, de la arbitrariedad y de la forma de asumir la responsabilidad social que tiene la juventud frente al avance de una sociedad convulsionada y en crisis, termine por plegarse al manejo arbitrario, lesivo de los derechos del otro, que en forma soterrada se escuda en los partidos tradicionales, cuando con el paso del tiempo, solamente se han limitado a la necesidad de que los individuos estemos sometidos a las tradiciones o lo que es peor, al imperio de la ley, sin derecho a cuestionar o exigir y demandar el respeto mínimo de los derechos que universalmente han sido reconocidos en nuestro favor y en la urgencia de reclamar el principio de oportunidad laboral para quienes terminan su capacitación profesional o que sin ella, pueden ser parte del empoderamiento social requerido para salir adelante.
Esa avalancha de comentarios que se escuchan sobre la derechización de la juventud, no es extraña y la apuesta que se cierne en todos nosotros, está ligada a la forma como la educación y la orientación juvenil han chocado con los fenómenos culturales que día a día evolucionan y que bajo la égida de la lectura y de la comprensión de los textos, sea rediseñada en la construcción de nuestras jóvenes generaciones, para poder buscar un derrotero que nos acerque un poco, al entendimiento del quehacer que tenemos por delante.
Los índices de lectura en la juventud y en los adultos, es precaria. La pérdida de valores y de tolerancia en la conformación de un proceso de respeto al adulto mayor y de creación de una conciencia social hacia el cambio y la transformación de los procesos históricos que hemos vivido, hacen parte de un juego en el que sin querer queriendo, hemos terminado siendo víctimas del sistema, que procura que el manejo del poder se concentre en unos pocos y con ello, que la oportunidades laborales, sociales y de reconocimiento del otro, no sean la constante en plena vigencia de los últimos años en nuestras comunidades, hasta el punto de que la violencia callejera y el desenfreno social, sean prohijados y bendecidos para mantener alejada a la juventud del cuestionamiento filosófico de su propia realidad y de su razón de ser en el mundo que los aglutina y los dispersa o los congrega.
Y el Arte, la Cultura, la Recreación y el Deporte, deben ser parte fundamental de políticas de formación, donde se forjen verdaderos líderes con sentido de reconocimiento social y de respeto hacia sus iguales, y más aún, hacia las ideas en el disenso natural que solo nos permita entender nuestro rol social en comunidades y por el bienestar y la formación integral del hombre del nuevo milenio, sin desconocer que de perdurar la tendencia hacia la derecha, nuestras juventudes estarán arrastrando un dolor y una angustia que nunca jamás podrán erradicar y con la cual, negros nubarrones se avecinan en tormentas de hecatombe final del hombre en el día de hoy.