Por: José Eliseo Baicué Peña
Se ha hablado de que la Cuarta Revolución Industrial (4RI) debe ser una implementación obligada en la reflexión universitaria del momento. Y es cierto. Si las instituciones de educación superior son las que lideran la generación de conocimiento para contribuir al desarrollo y progreso de las comunidades, es apenas lógico que así sea.
Lo que pasa es que no deben ser las únicas organizaciones que deban hacerlo. También deben apropiarse de ella, los gobiernos, el Estado, los gremios, las ONGs, los grupos económicos.
Si bien es cierto, las universidades deben analizar de qué manera las nuevas herramientas tecnológicas que trae la 4RI pueden adaptarse para obtener avances que permitan agilizar y hacer más eficiente la actividad investigativa, así como transformar el proceso enseñanza-aprendizaje de cara lograr altos índices de calidad, también es una realidad que se necesitan políticas públicas que faciliten la puesta en marcha de todas estas proyecciones.
Las universidades, además de ofrecer programas académicos de pregrado y post-grado, hacer investigación y desarrollar la proyección social, también deben ocuparse de otros temas inherentes como la pertinencia de su oferta en relación con la transformación de los empleos que está exigiendo el mundo moderno, la inminente desocupación, la obsolescencia profesional, la inequidad, la justicia social, la segmentación entre poblaciones, y las posibles barreras de la ciencia y la tecnología.
En la actual sociedad del conocimiento, impulsada, por supuesto, por la era digital, se están dando evidentes cambios en casi todos los campos del conocimiento con miradas globales y regionales. Cada vez será más difícil sustraerse a estas exigencias que marcarán un hito en la historia de la humanidad.
Indudablemente, uno de los cambios más sustanciales que se proyecta con más ímpetu, es el de las comunicaciones de la mano de la inteligencia artificial y las nuevas tecnologías. En poco tiempo las universidades abolirán el modelo de presencialidad y no presencialidad, para iniciarse en un sistema absolutamente interactivo en el que se romperán las barreras del tiempo y la distancia.
Y, este será un sistema de enseñanza en el que el profesor dejará de ser el único poseedor del conocimiento, para convertirse en un interactuante más en la discusión académica. En un orientador dialogante con más experiencia y trascendencia.
La 4RI entrará en todas las futuras propuestas de los líderes políticos y deberá incorporarse en las agendas públicas de los pueblos que no quieran permanecer rezagados. Es un cambio global inminente.
