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“La cancha del Bonilla no se cede ni se negocia”

Ene 12, 2022

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Diario del Huila, Ciudad

Por: Hernán Guillermo Galindo M

Los habitantes de este sector del centro de Neiva rechazan cualquier posibilidad de entregar la cancha de futbol a la Secretaría de Deportes para su administración. Es el resultado del esfuerzo de todos y por eso la consideran un bien de todos. Diario del Huila los visitó, esta es su historia.

El barrio Bonilla es un sector de Neiva, perteneciente a la comuna cuatro o central de la Ciudad que tiene grandes casas viejas y lotes abandonados.

Limita con los barrios, Los Mártires, Los Potros y La Unión. La mejor referencia del barrio Bonilla es que es el barrio en donde queda el Concejo de Neiva. Se enmarcan entre las carreras 1F y 1 G con el camellón de la 14 hasta la avenida circunvalar en donde desemboca la quebrada la Toma en el río Magdalena.

Sus moradores se declaran olvidados de las autoridades, lo que no les preocupa, por el contrario, les ha servido para ser independientes y buscar por sus propios medios salir adelante.

Diario del Huila visitó este sector popular de la capital del Huila para conocer las inquietudes de sus habitantes, que en principio aclaran que son un barrio distinto al Rodrigo Lara Bonilla perteneciente a la comuna uno con el que los confunden.

Luz Marina Callejas Carrillo la presidenta de la Junta de Acción Comunal es quien recibe esta visita, que agradece.

“Aquí a nosotros nadie nos ayuda como por ejemplo cuando se inunda la carrera 1F con calle 14 con pérdida de enseres y electrodomésticos por parte de los propietarios y arrendatarios, nadie responde o dice tenga esta ayuda”, sostiene.

Les hicieron una alcantarilla por gestión del anterior presidente de la junta, pero resultó peor la solución que el problema comenta doña Luz Marina. “La más reciente inundación la tuvimos en pasado 24 de noviembre, muchos han decidido irse, ya es difícil arrendar una casa, es un problema serio que nos afecta el bolsillo”, agrega.

Aunque está encerrada no han podido solucionar lo de la arena.

La cancha de futbol

La cancha, que nos trajo en principio como inquietud de la comunidad del Bonilla, está en regular estado, lograron encerrarla, pero no se le ha hecho mantenimiento. “Nos ofrecieron arreglárnosla, pero teníamos que entregarla para su administración a la secretaría de deportes, eso no se negocia, la cancha la construimos nosotros con mucho esfuerzo y es una de las pocas fuentes de ingreso que tenemos. Se alquila para campeonatos y eso nos genera algunos recursos que se reinvierten en la zona, la cancha es nuestra”, indica

“A nosotros nadie nos regala ni nos ayuda con algo, porque según dicen que somos ricos, que somos propietarios de casas costosas, la realidad es que muchos tenemos viviendas que heredamos de nuestros padres o nuestros abuelos, pero eso no quiere decir que seamos personas ricas”, dice Gabriel Buitrago, vicepresidente de la JAC del Bonilla.

Las viviendas, muchas de las cuales han sido abandonadas se observan en los exteriores como de grandes superficies, contrario a lo que se ve al ingresar. Son viviendas modestas habitadas por gente humilde que si bien recibió la residencia como una herencia en muchos casos no tiene como sostenerla. “Hay que pagar servicios públicos costosos, el predial que también por ser consideradas viviendas de valor, sale alto”, añade.

La cercanía con la sede del Concejo

Contrario a lo que pensaban que les hayan construido la sede del Concejo de la ciudad en su sector, no les ha traído beneficio alguno según los residentes en el Bonilla.

Muchos han decidido irse, abandonar sus viviendas.

“El famoso Concejo no nos presta ningún beneficio para nada, en principio nos entusiasmamos y creíamos que iba a ser de beneficio para el barrio y para nosotros, pero nada. A esos señores no los vemos para nada. Cuando se presentan las inundaciones o los problemas no llegan a preguntar ¿qué necesitan en qué los podemos apoyar?”, dice el vicepresidente.

“Nosotros no recibimos ningún tipo de auxilio, no opera familias en acción, o ayuda al adulto mayor, menos tener un sitio para atender a los menores en sus tiempos de ocio”, sostiene Carlos Ramírez, otro de los residentes.

En el barrio aledaño al Concejo se quejan ante la ausencia de los concejales a los que en su gran mayoría ni conocen. “Solo se acuerdan algunos pocos ahora en elecciones para llegar a tocar puertas en busca de los votos, pero después no vuelven ni a saludar. Es la triste realidad que vivimos”, comenta Yury Pérez familiar de uno de los propietarios.

Para poder sostener las viviendas que son grandes muchos viven en lo que parecen verdaderos inquilinatos. Están los padres, los hijos con sus esposas y sus nietos. Es fácil ver en una sola casa hasta diez personas producto de la unión familiar para sufragar los gastos. “Es una de las formas de poder mantener estas casas tan grandes, vivimos, la suegra, mi esposo, mis hijos, una de mis cuñadas con su esposo y sus hijos”, dice Alicia, nuera de la presidenta.

La cercanía con la sede del Concejo no les trajo ningún beneficio.

María Fernanda Correa, tesorera de la Junta de acción comunal interviene y cuenta sobre los esfuerzos que tienen que hacer para conseguir recursos para sacar adelante los proyectos.

Coincide con la presidenta en que uno de las pocas fuentes de recursos es la cancha que han hecho a pulso entre todos y con aportes de algunos políticos lograron encerrarla.

“Como nadie nos pone cuidado, no nos dan nada nos hemos acostumbrado a ser unidos y entre todos tratar de salir adelante sin esperar de otros”. Fue así como logramos lo de la cancha y estamos en varios proyectos como poder tener una sede para las reuniones, una caseta o casa comunal”, la presidenta tiene ese propósito como una de las iniciativas al retornar a presidir la Junta del barrio”, añade.

“Como prioridad nos gustaría que nos solucionaran lo de las inundaciones que se generan por las aguas que se represan en temporada de lluvia en la Toma, al desembocar al Magdalena produce un reflujo de esa agua que es lo que causa las inundaciones”.

La 1F se inunda por la mala colocación de esta rejilla.

Son 150 familias las que residen en unas 60 casas del barrio Bonilla que quieren hacerse visibles, que les pongan cuidado y que los tengan en cuenta según la presidenta Luz Marina Callejas que recuerda no es la primera vez que está en esa condición.

“Yo fui presidenta hace unos diez años, pero uno se cansa, la gente dice que uno no hace nada, que no soluciona nada. Yo les digo que voy presento la queja y me dicen ya vamos y no viene, qué puedo hacer en ese caso”, les contestó.

El presidente saliente Reinel Ramos, se fue porque se cansó de tocar puertas, y que le dijeran precisamente eso, que no hacía nada.

Los habitantes del Bonilla en pleno centro de Neiva, frente a la sede del Concejo de la ciudad esperan que no los sigan considerando estrato seis por sus viviendas heredadas, que muchos no tienen como sostener.

Con la rejilla resultó peor el remedio que la enfermedad.

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