Si existe un compromiso no cumplido y generalizado en el país es alrededor del campo. Todos los gobiernos prometen y quedan al final cortos en recursos y acciones que fortalezcan quizá el sector más estratégico para generar desarrollo y bienestar. Retomo una columna que escribí hace diez años para este medio la cual considero debo reiterar dado que estamos donde empezamos en materia de acciones concretas para el campo.
Enfentar el TLC requiere de acciones concretas y rápidas por parte del gobierno nacional y departamental. Hay que crear y consolidar organizaciones sostenibles de pequeños productores que los hagan más productivos y competitivos. Esto necesita de la presencia de una serie de motivaciones, que a partir de las individuales, permita crear identidad de grupo y convertirse en motores de su propio desarrollo. Es preocupante como pasan los días y solo tenemos actos académicos y conferencias de lo que nos podrá pasar, pero no tenemos acciones o invitaciones concretas por parte del gobierno, para diseñar estrategias que nos permitan enfrentar lo que nos espera. Hasta ahora todo es carreta.
Para aquellos responsables del sector en nuestro departamento, les sugiero abordar acciones como la agricultura por contrato y el club de productores. Este último no es nuevo, desde hace más de 40 años se ha implementado en Francia, Argentina y otros países como estrategia para aumentar la productividad, los ingresos y la calidad de vida de los productores, razones suficientes para explorarlo e implementarlo máxime cuando goza de éxito comprobado.
Estos clubes de productores son laboratorios vivos y dinámicos que permiten validar la réplica de tecnologías. Se inicia cuando se identifican, por parte de las organizaciones involucradas, los productos líderes e innovadores de una cadena productiva o de una región determinada con tecnología sujeta a réplica y que pueda ser compartida como experiencia.
Posteriormente se invita a los productores a formar un club, un grupo de trabajo para poner a prueba estas tecnologías. El club define la tecnología que cada uno de sus miembros probará en sus parcelas. A continuación, se adelanta el proceso de análisis y documentación de los resultados.
Partiendo de los resultados y el análisis de los datos, se identifica el punto en el cual las tecnologías generan mayor ingreso a un menor costo y a continuación se propicia el intercambio de conocimientos y experiencias entre los miembros del club, lo cual permite documentar las nuevas adopciones que cada uno hará en sus fincas para el siguiente ciclo de producción.
La siguiente etapa, la más importante, es donde se invita a productores externos a que observen los resultados obtenidos por el club. Este es el momento en que lo que hizo un pequeño parcelero puede tener un gran impacto a nivel regional gracias al sistema de réplica de las experiencias. Esta demostración es la que hace que se fomente la adopción de nuevas tecnologías por parte de un mayor número de productores.
Algunos beneficios de los clubes de productores son el ahorro en el tiempo de validación de nuevas tecnologías en una región, la capacidad de réplica que se genera de tecnologías, el incremento de la producción y la oportunidad de generar negocios para intermediarios financieros proveedores de insumos y empresas especializadas en el sector. Pero sin duda el incremento de la productividad, vía adopción de nuevas tecnologías, es lo que nos va a llevar a ser más competitivos, lo que necesitamos en últimas para enfrentar los TLC.