A poco menos de cinco meses para que 38,6 millones de colombianos puedan ir a las urnas a escoger no solo a 296 senadores y representantes a la Cámara, sino que participarán del primer gran pulso electoral de cara a la sucesión presidencial en 2022.
El 13 de marzo se llevarán a cabo las consultas interpartidistas que permitirán escoger los candidatos únicos de las coaliciones que se medirán en la primera vuelta de la contienda presidencial, a realizarse en mayo siguiente.
Son dos escenarios políticos distintos en la campaña por decidir quién asumirá el poder el 7 de agosto del próximo año. De una parte, está presenciando una competencia de cara a las consultas interpartidistas de marzo. Y, de otra, el resultado de esta marcará inequívocamente el rumbo de la contienda de cara a la primera y segunda vueltas.
Sin duda se trata de un cambio político cualitativo que tiene sus orígenes en la campaña de 2018. Como se recuerda, en marzo de ese año se llevaron a cabo dos consultas interpartidistas. De un lado, la coalición de la centro derecha puso a competir al aspirante uribista Iván Duque, la conservadora Marta Lucía Ramírez y al exprocurador Alejandro Ordóñez. Y, del otro, en la izquierda, se midieron Gustavo Petro y Carlos Caicedo.
Antes de esa cita en las urnas no pocos analistas consideraban que se trataba de un ejercicio entre estéril y poco decisorio, ya que se daba por descontado que Duque ganaría la una y Petro la otra. De hecho, se advertía que en términos políticos, de imagen y de rentabilidad proselitista era más atractivo obviar este paso y llegar a la primera vuelta con una aspiración multisectorial y multipartidista respaldada en varios millones de firmas.
Sin embargo, tres cosas quedaron claras después de ese 11 de marzo de 2018. La primera, que el electorado participó de manera masiva en las consultas, marcando un récord con más de 9,2 millones de votos. Para solo hacerse una idea de la dimensión de este guarismo, en junio de 2014 Juan Manuel Santos se reeligió con 7,8 millones de respaldos ciudadanos.
Los resultados en cada consulta fueron, igualmente, sorprendentes. La de Duque-Ramírez-Ordóñez sacó más de 5,9 millones de sufragios, imponiéndose el primero con un poco más de 4 millones de votos. Y en la de Petro-Caicedo se sumaron 3,3 millones, triunfando el primero con más de 2,8 millones de respaldos.