El Rincón de Diana
Por Diana Montes
Por estos días y como una reiteración anual se celebró el 7 de agosto como el día de la independencia, porque fue cuando se selló este acontecimiento con la derrota de los españoles en el puente de Boyacá en 1819. Parece que los historiadores solamente se acogieran a los grandes titulares de prensa que han dado origen a hechos políticos que han sido respaldados por los gamonales de turno, dejando atrás hechos significativos realmente históricos que están marcando derroteros importantes para posteriores posiciones políticas. Me estoy refiriendo a la Constitución Política de Garzón, aprobada el 6 de septiembre de 1818, año y un mes antes de que sucediera la Batalla de Boyacá. Esta Constitución es muy importante, por ser en realidad la segunda de lo que era el Nuevo Reino de Granada, después de la del Socorro (Santander) expedida el 15 de agosto de 1810. Historiadores como Rodrigo Llano Isaza, consideran que la Constitución de Garzón tiene el privilegio de ser la primera de la nueva Granada en desconocer al Rey de España y en igualar los derechos de indígenas, blancos y negros. La Constitución de Garzón, en 19 artículos, crea una República denominada “Timaná en Garzón” y sus límites comprendían el centro y el sur de lo que hoy es el Huila. Tiene la propiedad de haber sido firmada por lideres indígenas de El Pital, La Jagua, La Ceja, San Agustín y Naranjal. Este hecho histórico pasó desapercibido el 6 de septiembre de 2018, cuando se cumplió el bicentenario de dicha constitución. Sus datos memorables han sido eclipsados y mantenidos en silencio para darle importancia a otras regiones y quitar el derecho a provincias importantes como la del sur del Huila, con epicentro en Garzón, donde desde esa época han existido ciudadanos interesados vivamente en el desarrollo político, económico y social de sus comunidades. Desde el punto de vista jurídico me parece que es una fecha que tenemos que resaltar en letras de oro, por los valores humanos del pasado, para motivar a las nuevas generaciones a continuar cultivando este tipo de pensamientos y fechas históricas, que van marcando derroteros en el devenir de nuestro país. Garzón debe ser protagonista en el desarrollo del derecho constitucional colombiano.