EL RINCÓN DE DIANA
Por: Diana Montes
La COP (Conferencia de las Partes, por sus siglas en inglés) es el órgano supremo que toma las decisiones del Convenio sobre Diversidad Biológica (CDB), mismo que fue firmado por los líderes de 150 países en 1992 en Río de Janeiro. Cada dos años se lleva a cabo esta reunión, que cumple su décimo sexta edición, y Colombia acaba de ser elegida como sede de la misma, siendo Cali la ciudad que recibirá este importante encuentro.
En la última reunión, llevada a cabo en la ciudad de Montreal, en Canadá, se llegó al importante acuerdo llamado “Marco Global para la Diversidad Biológica de Kumming-Montreal”, también conocido como Plan de Biodiversidad. Este importante acuerdo internacional tiene por objetivo lograr que nuestro bienestar económico y social no esté reñido con el equilibrio ecosistémico que es necesario para mantener la vida humana. En este marco, tiene 23 metas, entre las cuales podemos encontrar: la conservación de al menos el 30% de las zonas terrestres y marinas, la recuperación del 30% de los ecosistemas degradados, minimizar el impacto del cambio climático, reducir a la mitad la introducción de especies invasoras, prevenir el comercio ilegal de fauna silvestre y garantizar la participación en la toma de decisiones de las comunidades indígenas y locales.
Todas estas 23 metas deben ser cumplidas para el año 2030. Es algo similar a los objetivos del desarrollo sostenible de la ONU, más conocidos como “Agenda 2030”: se trata de propósitos muy deseables, pero que para su cumplimiento hace falta una voluntad política férrea, constante y coordinada por parte de todos los gobiernos del mundo, además de la sociedad civil planetaria, incluyendo por supuesto a las empresas. Lamentablemente, esa voluntad política necesaria para cumplir estos importantes propósitos no la encuentro en el ambiente político internacional. Para desgracia nuestra, ahora soplan vientos de guerra entre las potencias militares, y ya veremos cómo para hacer la guerra sí existe la voluntad política que se requiere.
Esperemos que este pronóstico algo pesimista no se cumpla, y que la COP16 a realizarse en Colombia desde el 21 de octubre hasta el 1 de noviembre, logre apaciguar los ánimos de la comunidad internacional para que nos enfoquemos en lo importante: cumplir nuestro deber intergeneracional de legarle a nuestros hijos y nietos un planeta que puedan disfrutar.