El Papa Francisco ha dicho: “Nuestro estilo de vida empuja al planeta más allá de sus límites. La continua demanda de crecimiento y el incesante ciclo de producción y consumo están agotando el medio ambiente. Los bosques se desvanecen, el suelo se erosiona, los campos desaparecen, los desiertos avanzan, los mares se vuelven ácidos y las tormentas se intensifican: ¡la creación gime!”.
El pontífice refleja la alarma de todo ser racional. Estamos a punto de ver la destrucción del planeta, sí no se toman medidas inmediatas para evitar la catástrofe. Pocos creían en las predicciones de la mayoría de los científicos sobre las consecuencias del calentamiento global. Pero hoy, ante la presencia de tormentas, sequías, incendios arrasadores, pocos lo dudan.
El planeta está en peligro de extinción, no solo por el calentamiento global, sin duda el problema más amenazador; también por la devastadora polución. Las basuras nos están asfixiando. Inmensas islas y montañas de plásticos, billones de bolsas, botellas y otros plásticos de un solo uso, polucionan todo el planeta; en especial las naciones más pobres que no tienen la capacidad para disponer de ellas.
¿Por qué no hemos sido capaces de terminar con los plásticos de un solo uso? ¿Por qué compañías como Coca-Cola y otras gaseosas, no han encontrado un reemplazo para su botella plástica? Se comprometieron a hacerlo hace años y no han hecho nada.
Dicen que los dinosaurios se extinguieron por los efectos causados por un asteroide al estrellarse contra la tierra. Esta nueva extinción que nos amenaza será causada por la estupidez del hombre. Su insaciable deseo de tener y producir más cosas, más carros, electrodomésticos, viajes, ropa, etc.; esa desmesurada carrera por acumular cosas está destruyendo el planeta.
El Papa Francisco insiste: “Hoy necesitamos encontrar estilos de vida equitativos y sostenibles, que restituyan a la Tierra el descanso que se merece, medios de subsistencia suficientes para todos, sin destruir los ecosistemas que nos mantienen”. Francisco no descansa en su lucha por la salvación del planeta. El hecho de que el líder de más de 1.500 millones de católicos esté tan involucrado, es importantísimo.
En su segunda encíclica Laudato si’, “Sobre el cuidado de la casa común”, (2015), el Pontífice critica fuertemente el desarrollo irresponsable, el consumerismo desbocado y llama al mundo a rápidamente unirse para contrarrestar la degradación ambiental y el calentamiento global.
Este no es un tema de izquierda ni de derecha, ni de un país u otro. Esta es una emergencia mundial; el que no lo haya entendido ya, es un ¡imbécil! Así de claro.
El presidente Iván Duque apoya decididamente la protección del planeta. En su reciente participación en la Cumbre de Líderes Mundiales COP26 destacó la «Acción de los líderes sobre los bosques y el uso de la tierra». Duque develó la Estrategia Climática de Largo Plazo de Colombia, denominada E2050. Esta iniciativa traza la ruta que desde ya sigue Colombia para alcanzar la “carbono neutralidad” para el año 2050. También lanzó el Proyecto Edén para el departamento del Meta y el de protección de áreas marinas, junto con Ecuador, Panamá y Costa Rica. Igualmente, oficializó el desembolso para Colombia de US$33,5 millones por parte de Alemania, Noruega y Reino Unido, como pago por resultados en la lucha contra la deforestación. ¡Bien por nuestro presidente!