Por: Carlos Tobar
Cuando empezó el gobierno Petro, hace dos años, uno de los sectores críticos por las limitadas reservas comercializables, era el de gas combustible. Especialmente el conocido como gas natural. Si mal no recuerdo se advertía que el horizonte de esas reservas oscilaba entre 5 y 6 años.
Hoy, con el incremento del consumo, tanto de uso domiciliario como industrial, estamos ad portas de un desabastecimiento a partir del año 2025. Naturgas, la Asociación Colombiana de Gas Natural, está llamando la atención sobre tal situación.
El crecimiento del consumo proviene principalmente de la mayor demanda de consumidores domiciliarios que apelan a este combustible, porque aun con el incremento de los precios, sigue siendo el más económico. Y, en el caso de la industria, el uso de cada vez mayores volúmenes para, poner a funcionar las termoeléctricas que sirven de soporte para darle seguridad al sistema eléctrico nacional.
Recordemos que ese sistema fue fuertemente afectado por el reciente y agudo fenómeno del Niño que, obligó incluso a importar en cantidades extraordinarias gas para alimentar las termoeléctricas, ante la escasez de agua de los embalses de generación hidroeléctrica.
Gracias a ello, pudimos evitar un inminente apagón del sistema eléctrico que, hubiese sido altamente traumático.
La escasez en la producción interna del gas natural, es también consecuencia de la política gubernamental de desincentivar la exploración y explotación de combustibles de origen fósil, como es el caso del gas. Una política extremista que ha conducido a la parálisis de las actividades de búsqueda de este recurso natural, con las consecuencias que empezamos a sufrir los usuarios de este combustible.
La primera consecuencia va a ser, como ya lo está anunciando la mismísima Ecopetrol, el alza de los precios que en el primer año -2025- va a ser del 28%. Un duro golpe al bolsillo de los colombianos que hemos visto cómo el precio de la gasolina y el diésel, se ha incrementado en un 100% el primero y vamos hacia una proporción parecida al segundo, según decisión anunciada por el ministerio de Hacienda.
Pero, la situación más grave se va vivir a partir del año 2026 cuando la escasez por la dependencia del suministro para consumo interno del gas importado, va a ser tremendamente inestable porque, las fuentes probables, la importación de Venezuela con complicada situación política y costosas inversiones en gasoductos y plantas de transformación se ve incierta. La otra fuente, proveniente del mercado internacional, especialmente norteamericano, está fuertemente afectada por una demanda creciente que incrementa los precios.
Las familias colombianas y las huilenses que llevamos décadas extendiendo el servicio de gas domiciliario, como un servicio necesario de nuestra cotidianidad, estamos abocados a otro dolor de cabeza.
Neiva, 05 de agosto de 2024
