Diario del Huila

La demagogia populista

Jun 15, 2024

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Por: Ernesto Cardoso Camacho

Alto impacto ha generado en la opinión pública internacional el resultado de las elecciones en la Comunidad Europea que cambia en forma considerable el gobierno de la organización económica, política y social del viejo continente.

Francia, Alemania, Italia y un buen sector de los llamados países de la cortina de hierro, como la República Checa y Hungría; para no mencionar otros que pertenecieron a la antigua Unión Soviética que han ingresado a la Comunidad; han dado un viraje político sustancial de la llamada social democracia a la derecha democrática e incluso a la extrema derecha; razón por la cual, para algunos analistas e incluso para el presidente Petro, éste último de forma exagerada, lo han interpretado como el resurgimiento del nazismo.

Este fenómeno ideológico con consecuencias políticas en la geopolítica global, viene siendo interpretado en forma académica y no con el simplismo del presidente Petro; como la respuesta económica, social y cultural de la nueva generación europea, fatigada por la incontrolable migración; la extendida presencia de musulmanes afectos al radicalismo islámico; la corrupción de los gobernantes; y las promesas incumplidas que han desmejorado ostensiblemente los indicadores en la calidad de vida de sus habitantes.

Desde luego, las nefastas consecuencias derivadas de la pandemia del Covid; la guerra o mejor la invasión rusa a Ucrania; la evidente penetración del neocolonialismo económico chino; y el comprensible temor ante una nueva guerra auspiciada por Putin que se expresa en la disputa con la OTAN; constituyen según tales analistas, los principales factores que han determinado ese nuevo mapa político europeo.

En ese contexto académico la opinión ideologizada de Petro significa una expresión demagógica y populista, dirigida principalmente a pretender estimular un sentimiento de temor y rechazo al nacionalismo alemán de Hitler, para asimilarlo en la política interna colombiana con el paramilitarismo de extrema derecha que confrontó el avance de la guerrilla de las Farc.

Lo que si están advirtiendo avezados académicos y politólogos internacionales, es que parece venir una fuerte ola de reacción ideológica a esos extremismos de la izquierda radical, que desde luego tiende a moverse hacia la derecha, en el conocido movimiento del péndulo político.

Fenómenos sociales y culturales como el empleo, los salarios, los sindicatos; el sano nacionalismo que nunca se podría confundir con el fenómeno nazi, el cual se expresa en la necesidad imperativa de controlar y/o restringir la inmigración; pues ella obliga a incrementar impuestos para ofrecer atención digna humanitaria en salud, educación, infraestructura y seguridad a los millones de desplazados que buscan un mejor futuro en los países desarrollados y prósperos del viejo continente; son las verdaderas causas que explican el movimiento pendular de la política que ha ocurrido recientemente.

Un fenómeno social y cultural que también agobia hoy a los Estados Unidos donde la búsqueda del llamado “sueño americano” ha puesto en jaque al gobierno de Biden, quien obligado por las circunstancias ha tenido que endurecer las políticas migratorias, en franca contradicción de lo que han sido los postulados del partido demócrata, hecho que coloca en peligro evidente su reelección en el próximo noviembre.

La globalización entendida como un criterio ideológico, económico, cultural y político, esta mostrando las serias consecuencias que ha ocasionado su inusitado crecimiento. El llamado progresismo como su hilo conductor, curiosamente esta ocasionando su propio desgaste.

Para muchos jóvenes del mundo occidental el modernismo tecnológico y cultural, los ha venido convirtiendo en seres humanos sin motivaciones mas allá de lo material, espacio en el cual el islam ha penetrado en sus conciencias, por su alto contenido espiritual y religioso. Al tiempo, los valores y principios heredados del cristianismo católico que caracterizó a buena parte de estos países, disminuye su influencia.

En este contexto económico, cultural y social, es comprensible que las ideologías políticas sufran también cambios y transformaciones coyunturales. Los partidos europeos de clara tendencia social demócrata que han girado un poco más hacia la izquierda radical, como en Francia, Alemania y España, entre otros,  son los que más vienen padeciendo la pérdida de influencia electoral ante el avance de los de derecha y derecha radical, impulsada por el voto de las nuevas generaciones cansadas de promesas no cumplidas, de la corrupción y especialmente porque han entendido que pretender nivelar a la sociedad por lo bajo, es castrarle su natural deseo de progreso y bienestar.

Lo que ocurre en esas latitudes y la propia dinámica que se viene observando en los países de lationamérica, indican con claridad que los gobiernos de Nicaragua, Cuba, Venezuela y Colombia, no son más que espejismos ideológicos que ahogaron la libertad de empresa y subyugaron a su población con base en subsidios estatales que solamente generan pobreza y anulan la iniciativa personal de progreso y bienestar.

La demagogia populista como señuelo político electoral está agotando su eficacia.              

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