Se ha conocido la semana anterior una información a la que los medios locales, la dirigencia política y gremial, los aspirantes a su reelección y quienes aspiran a obtener la representación congresional y; especialmente las fuerzas cívicas y sociales, no han valorado en su trascendente importancia regional.
Se trata de la pérdida de categoría fiscal de nuestra entidad territorial y la amenaza que se cierne sobre Neiva y los demás municipios huilenses.
Lo más preocupante es que en las actuales circunstancias de atraso que presenta la región en relación con los indicadores que mide el Dane sobre PIB, niveles de pobreza, de necesidades en infraestructura vial, física y de desarrollo económico, así como de ingreso medio de la población; se consolidan con los altos niveles de desempleo que ya llegan a niveles del 13 y 14%, de los más altos de la Nación. Estamos en los 3 últimos lugares en el conjunto de tales indicadores.
Lo inaudito e inaceptable es que al parecer a nadie le preocupa.
Este triste y preocupante panorama podrá verse más agravado si no se consolidan los esfuerzos conjuntos entre los actores y protagonistas del desarrollo regional y local; en la medida en que la crisis fiscal de la Nación ya de suyo muy agudizada por las consecuencias de la pandemia y del entorno económico mundial; no podremos acceder a nuevos o por lo menos iguales recursos en la distribución del situado fiscal, del sistema general de participaciones, de los fondos de regalías, etc.; al tiempo que, las necesidades de inversión pública se harán cada vez más apremiantes y costosas.
La tendencia que por desgracia se observa es que la dirigencia política y gremial sigue desconectada de nuestras crudas y apremiantes realidades. Por su parte la academia, especialmente la universidad pública-USCO- sigue secuestrada por los mezquinos intereses de todo orden que allí pululan y donde su aporte al desarrollo regional es casi inexistente.
Por otra parte, las diferentes fuerzas partidistas siguen presas de su estilo clientelista y politiquero donde la renovación generacional también sigue estancada, precisamente para que nada cambie y todo siga igual o peor.
En estas circunstancias es necesario que en éste próximo debate electoral quienes aspiren a los cargos de representación en Cámara y Senado, no mantengan su tradicional estilo de promesas incumplidas y rampante compra de votos, precisamente para continuar afianzando las roscas políticas y familiares que son las principales responsables de nuestro atraso.
No hemos escuchado hasta ahora al gobernador ni a los actuales congresistas pronunciarse al respecto, porque son precisamente quienes tienen la primera responsabilidad del oscuro panorama que nos espera.
El retraso enorme en los proyectos de infraestructura vial que serían muy importantes para dinamizar la economía y con ella la productividad y el empleo; seguirán estancados por la falta de verdadero liderazgo regional. Volverán ahora los cantos de sirena sobre el turismo, la agroindustria y el apoyo a la actividad agropecuaria especialmente de los campesinos huilenses, pero seguiremos con tramitos de placas huella en las veredas, sin vías adecuadas para acceder a los circuitos turísticos y en general sin políticas serias bien estructuradas que tengan la asignación presupuestal suficiente y una ejecución honesta y eficaz.
Con el respeto debido a quienes quieren continuar ejerciendo la representación política regional, a través de sus eficaces maquinarias clientelistas que han cultivado en los últimos 20 años, es indispensable hacerlos verdaderamente responsables de nuestra precaria situación económica y social. Para ello, es inevitable que los electores castiguen con sus votos a quienes cada 4 años les compran sus conciencias y les halagan con reiteradas promesas siempre incumplidas.
Ha llegado la hora de las reivindicaciones de los verdaderos valores éticos y morales, de los principios fundantes de nuestra idiosincrasia cultural y social, de propiciar verdadero y auténtico sentido de pertenencia con nuestra huilensidad, en democracia y libertad.
