Por: Carlos Tobar
La semana pasada el Dane publicó el informe sobre el comportamiento del PIB en el tercer trimestre del año 2023. El crecimiento fue negativo: el aparato productivo decreció el 0,3%. Aunque la caída fue pequeña, el dato es significativo porque desde la pandemia no teníamos un resultado de esta naturaleza.
De los quince sectores más importantes informados tres presentaron un crecimiento leve: ventas de las agencias de viaje, consumo de energía eléctrica y producción petrolera, se mantuvieron estables: censo de edificaciones y transporte aéreo de pasajeros y, diez decrecieron: producción mensual de café, gasto mensual de hogares, ocupación hotelera, producción real de la industria, despachos de cemento gris, ventas del comercio al por menor, exportaciones, indicador de producción de obras civiles, utilidad de entidades financieras, ventas de vehículos nuevos.
Preocupa que el decrecimiento se esté presentando en sectores estratégicos para el mantenimiento del empleo nacional. En informe reciente el Dane había señalado que el desempleo continuaba bajando en el país; una tendencia que probablemente va a variar cuando el pobre resultado del PIB se refleje en las estadísticas laborales.
Tal vez, otro indicador preocupante sea la reducción del consumo interno: con dos sectores que son vitales en la actividad económica el gasto mensual de hogares y las ventas del comercio al por menor. Lo señalo porque puede estar manifestando la reducción de la capacidad de compra de los consumidores que, de mantenerse, puede continuar arrastrando a la baja el PIB nacional.
Otro sector que presenta resultados negativos importantes es la industria de la construcción. La caída brusca de las ventas incluyendo el sector de vivienda de interés social VIS, así como la reducción en las licencias de proyectos nuevos, no solo afecta el empleo directo de esta industria, sino el empleo de la cadena de materiales de construcción, alimentadora vital de este sector, con todos los empleos indirectos anexos (transporte, almacenamiento, distribución mayorista y minorista, etc.).
Hay que señalar que sobre estos malos resultados influyen las altas tasas de interés que ha establecido el Banco de la República en su lucha contra la inflación, encareciendo todo tipo de crédito y, la persistente inflación alimentada en buena medida por el encarecimiento de los combustibles, especialmente la gasolina.
Una situación como esta exige una respuesta contracíclica del gobierno nacional que, desafortunadamente no se ve. Por el contrario, los informes de ejecución presupuestal en los ministerios, dejan mucho que desear. Según información gubernamental en muchas instituciones están usando el mecanismo de colocar en fiducias recursos de inversión para mostrar resultados.
El panorama no es fácil. Sobre todo, por lo que implica para una masa de trabajadores y empresarios que se esfuerzan por mantener sus empleos y sus actividades económicas.
Neiva, 20 de noviembre de 2023