Por: Alvaro Hernando Cardona González
Ramiro Santa, titulaba su columna para otro diario nacional, el pasado 3 de noviembre, “Que la escuela no interfiera con la educación”. El día 4 un colega paisano escribía en su Facebook sobre su impotencia al revisar trabajos de sus estudiantes elaborados con IA; y ese mismo día sosteníamos una conversación con un experto docente en aguas marinas, de la universidad del Atlántico, sobre las maneras de evaluar los cursos de pregrado. En todos esos escenarios, se advierte crisis en la educación ¿No es hora de enfrentar los obstáculos de la educación para que sea agente de cambio?
De lo anterior surgen algunas conclusiones generales: 1. La inmensa mayoría de las escuelas, colegios y universidades, no tienen en su misión formar humanos (o colombianos) de carácter, con principios éticos y aptos para razonar; 2. la mayoría de los centros educativos temen perder a quienes pagan matrículas y pensiones y estos se volvieron simples promotores de la promoción automática; 3. algunos docentes ven su trabajo como un trámite, una mala oportunidad laboral, o una ocupación temporal, por tanto, no preparan a conciencia las clases, lo hacen con pereza y desgano, y transmiten su desidia, conformismo e incluso arrogancia; 4. muchos docentes ostentan títulos como si fueran medallas y como si eso fuera suficiente para tener aptitud académica, pero en cambio, son ausentes en su ejercicio (e incluso su vida familiar) valores y ética; 5. en Colombia, no hay un sistema de valoración individual para acompañar al estudiante en sus fortalezas y tener un sistema de asignaturas acorde.
Hemos advertido que en los concursos públicos de mérito, los funcionarios públicos que ocupan los cargos en provisionalidad, en grandes proporciones, pese a llevar ocupando el cargo varios años, fracasan; una muestra de su incapacidad. Y en la mayoría de los casos, aunque quienes presentan las pruebas, son muy estudiados, pierden por la potísima razón de que no comprenden lo que se les pregunta y pone a analizar cuando la prueba es casuística; lo cual denota falta de lectura y comprensión.
Existe un fracaso de la sociedad colombiana en la educación: el hogar porque no forma ni apoya a los educadores; los educadores incompetentes y que no se dejan evaluar; y el ser humano que, en medio de su irracionalidad, va por el título, pero pocas veces por el conocimiento y mejor capacidad para pensar.
Copiamos una frase de Ramiro Santa para terminar: “mientras los dictadores enseñan miedo, los monarcas enseñan a hacer reverencias y las sociedades democráticas enseñan virtud y pensamiento crítico, tal vez sea hora de que la escuela se ponga las pilas y, con un poquito más de ejemplo y menos arrogancia, comience a enseñar de verdad”.