La columna de Alan
La vida de los seres humanos pende constantemente de un hilo, por su ciclo natural o porque la mano de un tercero dispone de ella en cualquier momento. Los romanos que fueron guerreros, bastante cultos, nos cuentan sus hazañas a través de la mitología, nos recrean hechos cotidianos, teniendo como su principal objetivo la moral, es decir, aquella capacidad de reconocer lo bueno y lo malo. Cuenta la historia que Damocles, era un cortesano que constantemente adulaba al tirano, hablaba muy bien de él en toda Roma, calificándolo de hombre grandioso de buen comer y buen vestir, con excesos inherentes a la grandeza del gobernante, muchos pensaban que en realidad lo que sentía Damocles era envidia, hasta que un día Dionisio “el tirano”, harto de las zalamerías de Damocles le propuso que cambiaran de rol por un día para que experimentara el poder, aceptado y encantado por singular encargo, llegó muy temprano al día siguiente para posesionarse en el trono, siendo atendido por una multitud de criados que le brindaron todo tipo de atenciones, estando gozando de la mieles de la autoridad, eleva su mirada y advierte que sobre lo alto se encontraba una espada afilada que apuntaba directamente a su cabeza y esta se sostenía únicamente por una crin de caballo, por suerte en Colombia no hay ni Damocles, ni tiranos.
Esta alegoría fue tomada por García Márquez, en un texto maravilloso “El cataclismo de Damocles” (6 de agosto de 1986), para significar el grave peligro que representan las ojivas nucleares emplazadas en el mundo, otrora (50.000), lo que equivaldría a decir que, por cada ser humano, incluyendo niños, estaría sentado sobre un barril cargado con cuatro toneladas de dinamita, tornándose esta amenaza como una forma de aniquilación colosal. Nada diferente a lo que está sucediendo en este momento entre Rusia y Ucrania, no es para menos, son vestigios de la guerra fría, que siempre fue caliente, como el calentamiento global. La demencial invasión de Rusia a Ucrania hace revivir los momentos de tensión del mundo desde la terminación de la segunda guerra mundial hasta la caída del muro de Berlín, periodo en el cual fue una amenaza nuclear constante. La guerra degrada la vida, sin que se puedan garantizar la protección de los derechos humanos que fueron concebidos como un referente ético, inventados por el hombre para perpetuar la existencia de la especie humana, argumentos que parecieran no fueran suficientes para garantizar el mínimo vital.
En ese estado de cosas, y por la inmediatez en que suceden los hechos, no se puede detener en el pasado ni proyectar en el futuro, en segundos un hecho trágico da paso a otro más trágico, la triste noticia de la muerte del niño Gabriel Esteban González ya pasó a un segundo plano, junto con la historia de otros 426 niños, niñas, adolescentes que han sido asesinados en Colombia en lo que va corrido de este año, cifras aportadas por medicina legal, indican que estas van en aumento, con un 12.11 % respecto el año 2021. La sociedad olvida que la infancia es la proyección de nuestra vida futura, las mujeres y la familia son de interés público, sin embargo, los niños son masacrados sin tener la menor posibilidad de defenderse o ser defendido, actos repetitivos como los ocurridos en escuelas de Tailandia y Estados Unidos son la más vil manifestación del respeto por el derecho a la vida.
Bajo este oscuro panorama, la integridad de las mujeres también pende de un hilo muy delgado; en un caso reciente, Mahsa Amini, una mujer iraní, cometió un error que le costó la vida, resultó que por un cabello que caprichosamente se asomaba de su velo, fue abordada por la Policía de la moral de Irán, conducida y golpeada terminó en su deceso, sin embargo, a pesar de las restricciones del régimen de Irán a las comunicaciones, ha salido a la luz pública esta forma de represión brutal a las mujeres por parte del estamento, las reacciones no se hicieron esperar, ya llevan tres semanas de disturbios y manifestaciones por el trato dado a estos bellos seres, en un país que interpreta el Corán desde el fundamentalismo más prosaico y grotesco. Igual suerte corrió Nika Shakarami, de 16 años, quien salió a las calles de Teherán para sumarse a las protestas por la muerte de su compatriota, siendo arrestada por el mismo cuerpo policial, para nunca más regresar a casa, la vida de las mujeres en Irán, en China, en Colombia y en muchos países transcurre de manera discriminada e invisibilizada. Aunado a ello, se conocen cifras desalentadoras de UNICEF que indican que Colombia ocupa el puesto número 20 en el mundo, por ser el país en donde más se realizan matrimonios de niñas entre los 10 y 14 años, de todos estos males no se sabe cuál es el peor. Como vemos, no se puede predecir el futuro, pero si se puede ver las tendencias, el proceso de igualdad mundial ha sido lento y tortuoso. Bob Marley en su canción simbabwe, expresa todo aquello por lo cual se debe luchar.
Apostilla: En buena hora le fue reconocido el premio nobel de literatura a Annie Ernaux, su obra está llena de vivencias de su infancia, hija única, de padre analfabeta que entendió que el futuro de su hija estaba en la educación y que le costó a ella las más duras adversidades por no quedarse en campo trabajando, sino asistir a la escuela en donde fue discriminada por las jóvenes de la Burguesía de la época. Resiliencia pura.
