DIARIO DEL HUILA, ESPECIALES
Hace un año, el departamento del Huila se conmocionó ante la misteriosa desaparición del sargento Javier Ricardo Ayala, perteneciente a la Novena Brigada del Ejército Nacional, en Neiva; del caso se llegó a hablar incluso hasta de un secuestro, pero quedaron muchos cabos sueltos. 15 días después el militar fue trasladado y la investigación no tuvo nunca un norte.
Un año después de la noticia de la desaparición del sargento segundo Javier Ricardo Ayala, las investigaciones que motivaron a este inusual momento nunca concluyeron, es decir inicialmente se abrió un proceso de indagación, pero jamás se determinó si, en efecto, se trató de un secuestro o por el contrario de un autosecuestro.
El caso causó conmoción en el departamento una vez se conoció de la desaparición del sargento y todos los grupos de búsqueda especializada volcaron su mirada a encontrar, sano y salvo al miembro activo de la Novena Brigada del Ejército Nacional. Pese a que se celebró la aparición del uniformado sano y salvo, quedaron algunas dudas que rondaban la cabeza de los investigadores.
Actualmente el uniformado ya no pertenece a la institución, pues 15 días después de lo ocurrido, el sargento fue trasladado a otra unidad.
Tras la extraña desaparición, las autoridades competentes iniciaron a recolectar las pruebas suficientes para lograr determinar qué había pasado; a su vez internamente en la institución castrense se abrió una investigación al uniformado para confirmar o descartar que las circunstancias de tiempo, modo y lugar se hubieran dado confirme a su versión.
¿Cómo fue la desaparición?
La desaparición del suboficial se dio en horas de la mañana del día martes 13 de noviembre, cuando salió de la guarnición militar trotando rumbo a su vivienda.
“El sargento se observa salir del Batallón Tenerife, las cámaras lo captan en pantalonetas negras y camiseta realizando deporte; la información que se tiene es que Ayala se presentó a las cinco de la mañana para la formación y el trote diario, pero ante la lluvia no se realizó la jornada, por lo que él se fue; a las 7:30 de la mañana debía retornar a la unidad, pero nunca lo hizo, pasaron las horas y fue entonces cuando sus familiares generaron la alerta”, precisó en su momento el coronel Eduardo Alberto Arias, comandante de la unidad.
Lo extraño es que el uniformado reside a pocas cuadras del Batallón Tenerife, exactamente en el barrio Cámbulos, pero pese al poco trayecto que debía realizar desde su lugar de trabajo hasta su vivienda, Ayala Guarín desapareció misteriosamente y ahí inició el calvario.
El suboficial no llevaba celular, tampoco documentos, y tan solo hace tres meses había llegado a esta brigada, procedente de Bogotá. Los barridos de los investigadores no lograron determinar con exactitud los movimientos del uniformado, incluso solo una cámara de seguridad fue posible revisar y con más de 12 horas de video, poco o nada pudieron observar.
¿Autosecuestro?
Una vez es lanzada la alerta de la desaparición, las cuentas bancarias del sargento fueron bloqueadas, para evitar que terceros hicieran movimientos en ellas.
Lo extraño del hecho es que, el uniformado debía aplicarse diariamente un medicamento debido a una condición especial de salud, pues es diabético y al no suministrarse la insulina su salud se podía deteriorar, pero pasaron casi 24 horas cuando finalmente apareció, en muy buenas condiciones, sin afectaciones críticas y en condiciones bastantes cuestionables.
El suboficial fue hallado encadenado, herido y abandonado, por un poblador en la vereda Nueva Jerusalén, zona rural de Florencia-Caquetá. La vereda está distante a más de 40 minutos del casco urbano de la capital del Caquetá, parte del cuerpo del sargento estaba dentro de un costal y en condiciones que aún ni las autoridades han logrado descifrar.
El sargento Ayala tenía cadenas atadas en su cuello, por cierto, estaban nuevas, esta misma rodeaban sus pies y el candado que la sujetaba también estaba nuevo; elementos que dudosamente podrían haber estado en poder de algún grupo al margen de la ley pues por las condiciones de la zona, selvática, fría y distante no podrían estar en dichas condiciones ni la cadena ni el candado. Sus manos estaban sueltas, además tampoco tenía signos de violencia y nunca ningún actor ilegal exigió nada a cambio por el militar, en caso de que hubiese podido estar retenido a la fuerza.
Una vez hallado, se activó todo un protocolo para brindarle los primeros auxilios al uniformado, quien inicialmente fue hallado con hipotermia, pero tras la valoración médica se descartó cualquier quebrando de salud.
Horas más tarde, el uniformado fue trasladado en un helicóptero hasta la ciudad de Neiva, donde fue recibido por todo el cuerpo militar en una eufórica bienvenida, seguidamente permaneció algunas horas en el cantón, bajo observación psicológica, médica y en indagación para conocer detalles de lo ocurrido.
¿Qué dijo el sargento?
Diario Del Huila conoció en exclusiva la declaración que en su momento el uniformado entregó a sus superiores. “Yo salí del batallón y a la altura del puente unos hombres me abordan, me suben a un carro me tapan la cara y ya no vuelvo a ver nada más (…) después me llevan como a una zona boscosa, allá no veo a nadie, y me montan en otro carro con la cara tapada y ya perdí como el conocimiento, como que no sabía por dónde ni a donde iba. No me explico cómo aparecí por allá en ese costal, yo siento que perdí la noción del tiempo, si no es por ese poblador seguramente me hubiera muerto”.
Esta fue la parte de la declaratoria del militar que dejó demasiados vacíos en sus superiores, pues existen algunas cosas que no coinciden y al parecer lo narrado no hace parte de la realidad.
¿Entonces qué pasó?
La investigación no descartó que se tratara de un autosecuestro, pues a la fecha nunca se logró comprobar que la versión que estaba dando Ayala fuera cierta y carecía de muchos fundamentos.
Finalmente, ya pasó un año la investigación está abierta pero ya sin el mismo peso; mientras tanto el suboficial permanece en otra unidad.
Inicialmente el hombre indicó que alguien le quería hacer daño por unas denuncias que él había realizado debido a unas supuestas irregularidades en Sanidad desde la dirección General, pero dicha información fue desmentida por el señalado pues jamás existió duda razonable para determinar que su misteriosa desaparición tuviera relación con lo antes descrito.
La desaparición del militar solo pasó a sumar en la lista de noticias que fueron tendencias por esos días, pues todo lo peor se imaginó, pero a la fecha nadie habla de ello, incluso ni siquiera se volvió a tocar el tema en la unidad castrense, pues desde un inicio todo se manejó con total hermetismo, dado que, según fuentes oficiales se podrían estar enfrentando a algo irreal y que podría poner en jaque la labor de la institución, y al parecer si terminó siendo así.