Adonis Tupac Ramírez
Muchas veces hemos oído hablar y mencionar la fuerza de voluntad, desconociendo como se desarrolla y como esta es influida desde nuestra niñez y es en este momento donde puede moldearse y entrenarse, sin embargo, aún en la adultez también se puede gestionar.
La clave de la voluntad es nuestro enfoque, realizar una asignación estratégica de la atención. El psicólogo Walter Mischel de la Universidad de Stanford desarrollo en 1970 el “test del malvavisco”; en este test se invitaba a niños de cuatro años a entrar en una sala de juegos donde había una bandeja con golosinas y se le pedía a cada niño que eligiera la que deseaba, posteriormente se les decía que podían comerla de una vez o que podían esperar hasta que regresara nuevamente el adulto y en ese momento podrían comer dos. Aquí se ponía en desarrollo el autocontrol, solo un tercio de los niños espero a que regresara el adulto después de 15 minutos, estos niños tuvieron mejores puntuaciones en la medición del control ejecutivo con respecto a reorientar la atención.
En el proceso de autorestricción frente a una gratificación espontanea se usan tres variedades de atención ejecutiva:
- La habilidad de desenfocarnos de un objeto de deseo que atrapa nuestro foco de atención.
- Resistir la distracción y mantener el foco en otra situación y no dejarnos arrastrar hacia el objeto deseado.
- Mantenernos enfocados en un objetivo o recompensa futura.
Son estas tres habilidades las que construyen la fuerza de voluntad.
Mantener el enfoque en cada tarea que se realiza, evitar las tentaciones y distracciones a las que estamos sometidos principalmente con las notificaciones de los dispositivos que usamos como celulares o tablets y las redes sociales nos permite llegar de forma eficaz a lograr los objetivos.
Personalmente trato de definir el tiempo que voy a ocupar en cada tarea y aunque a veces esta sea incomoda trato de pensar en mi recompensa para hacerla más agradable y lograr terminarla.
Aquí les comparto algunas recomendaciones:
- Manténgase enfocado.
- Haga cómodas las tareas incomodas
- Visualizar los objetivos a lograr
- No ser rígidos ni autojuzgarnos de forma severa.
La fuerza de voluntad debe convertirse en un hábito que se cultiva cada día.