¿Le enseña usted a su hijo a dar? En navidad la gente cambia, se vuelve más extrovertida, más jovial. Una época propicia para regalar, para dar. Aunque, la mayoría, solo quiere recibir.
Hemos acostumbrado a nuestros hijos a que en navidad tienen que recibir un regalo. Casi se ha vuelto obligación. Y no cualquier regalo. Debe ser de marca, lo mejor, lo que esté de moda. Exigen, imponen, hacen pataleta, se molestan a tal punto que ponen en aprietos a sus padres y mayores.
Nadie discute que ese es un bonito gesto. Pero, por favor, aprovechemos la oportunidad de regocijo y enseñémosles que dar es también un noble gesto. Es más, la biblia dice que hay más virtud en dar que en recibir. Ellos, los niños y jóvenes no tienen la culpa, pues los hemos acostumbrado solamente a recibir.
Los niños y jóvenes de hoy conforman lo que se ha llamado la Generación del Merecimiento. Menores que sólo saben recibir, que sólo quieren tener, que sólo quieren alimentar su egocentrismo, su posición de recibidores, de acumuladores de regalos, de acumuladores de juguetes, de acumuladores de atención. Ellos son los embriones de otra generación: la de hombres egoístas, impositivos, excluyentes y antisociales.
A los hijos no se les está exigiendo nada, y por eso pertenecen a una generación del dame, dame y dame. Tienen el mejor «jefe» del mundo: un papá sobreprotector. Son chicos súper débiles: se traumatizan con todo, se deprimen con todo, se quieren suicidar por todo,… porque no saben luchar. Les quitamos la capacidad de trabajar, de crear, de decidir, de actuar, y…. Hasta de sentir… ¿por qué?, por darles demasiado.
Les enseñamos algo muy grave a los hijos: que su función es recibir, y la nuestra es darles. Aprenden a recibir, pero no a dar. Estamos viendo una cantidad de niños malagradecidos, sin entusiasmo, vagos, de todas las clases sociales. Es la generación del merecimiento, la generación de los niños que se merecen todo.
Ellos ya no piden sino que exigen y, precisamente, por eso, porque saben que sus «jefes» lo que pidan, se lo dan. Papás exageradamente comprensivos, sobreprotectores, complacientes, blandos, formando hijos exageradamente atenidos, mantenidos, incapaces, intolerantes, imponentes.
Aproveche esta navidad para enseñarles a sus hijos que dar es un acto de humildad y de placer.