Hay un adagio popular que dice: “nada queda oculto que no haya de ser manifiesto, ni secreto que no haya de ser conocido y salga a la luz”. (Lucas 8:17). No hay nada oculto bajo el sol. (Rey Salomón).
A raíz de las amenazas de Gustavo Petro para apoyarse en el documento final del acuerdo de paz, suscrito por el gobierno de Juan Manuel Santos con la guerrilla de las Farc, según lo que ha dicho el vejestorio y negociador de muchos secuestros con sus amigos de las Farc, Álvaro Leyva Duran, de que “existe en un parágrafo en el documento final al lado de un asterisco que da esa posibilidad y que se debe cumplir, asunto que disque no vio Santos, ni Humberto de la Calle y menos el ex – alto comisionado de paz Sergio Jaramillo, que le permitiría al guerrillero presidente husmear esa inconstitucional medida. Todo un despropósito legal. Leyva está acostumbrado a hacerle el quite a la legalidad.
Los señores expresidentes de la república, Cesar Gaviria, Andrés Pastrana, Álvaro Uribe Vélez, el mismo Juan Manuel Santos e Iván Duque han dicho lo contrario, aseveración que ha confirmado la Honorable Corte Constitucional, que seguramente estará respaldada por la Corte Suprema de Justicia. NO se puede convocar con mentiras y sofismas una Asamblea Nacional Constituyente, ni al poder constituido o como lo quiera llamar Gustavo Petro, ni a un referendo, sino a través de la reglamentación establecida en la Constitución Nacional de 1.991. ¡Lo demás es carreta!
Este maremágnum de engañifas del gobierno tiene en ascuas al país, y no hay derecho a que alguien como Leyva, quien debería estar en la cárcel por asociación para delinquir y tráfico de la libertad de muchos colombianos que estuvieron secuestrados por sus socios de las Farc, según cuentan, para que sea el vocero del gobierno en esta artimaña colosal e inadmisible. Eso lo sabe todo el país. ¡Bellaco!
Cuando leí la entrevista que le hizo Vicky Dávila, directora de la revista Semana, al excanciller destituido, sentí que hervía mi sangre. Yo estuve secuestrado por esos bandidos durante tres meses, Mis amigos y colegas del Huila, Jorge Eduardo Gechem, Consuelo González de Perdomo, Gloria Polanco de Losada y Orlando Beltrán fueron también secuestrados por esa guerrilla que los mantuvo en cautiverio, muchas veces amarrados, por más de seis años. No faltaba más que un grupo minúsculo de facinerosos sean ahora los que van a definir el futuro de Colombia y de 50 millones de compatriotas. Que sean ellos los que se abroguen el derecho de convocar al pueblo colombiano a una constituyente, a ese pueblo que los bandidos han tenido por más de 60 años asediados y victimizados por sus actos barbaros y criminales, no tiene razón, ni fundamento alguno.
Gustavo Petro está lanzando al ruedo al más irresponsable de sus amigos, a uno de “los guerrilleros del Jockey club de Bogotá”, para tomarle el pulso al país. Dr Petro Ud. está jugando con candela. No le jalaremos a sus jugarretas, “o jugaditas”, como se decía en el gobierno de Duque. ¡Nos pararemos en la raya! Julio Bahamón
