Por: Santiago Suarez Flórez
Hace unos días en el discurso del presidente de Colombia en la ONU tuvo de nuevo un gran protagonismo el carbón y el petróleo. En medio de su discurso los volvió a comparar con la cocaína, cosa que cayó muy mal en el sector minero-energético como era de esperarse. No es para menos, gracias a esta industria se han educado varias generaciones de colombianos, con sudor y trabajo digno han podido sostener y dar vida digna a sus familias.
La guerra contra el carbón ya la tiene declarada el presidente Petro cuando quiso poner un impuesto a la exportación del 10%, dentro del sector se está especulando fuertemente que el ministro de hacienda presentará un aumento al impuesto al 20%. Ahora con los precios actuales de mercado y lo que viene pudiera llegar a punto de equilibrio, pero cuando el ciclo se regule un poco o termine y el precio vuelva a la normalidad sería una dura carga impositiva. Lo que llevaría a la destrucción de esta importante industria que representa al menos un 2% del PIB nacional y que genera uno 200.000 empleos.
A la polémica se le sumó la posibilidad de importar carbón desde Venezuela, para tener un poco de contexto, Colombia produce algo más de 60 millones de toneladas de carbón al año y el consumo interno es algo más del 1% de la producción total, entonces, ¿Qué necesidad se tiene de importar este mineral, el cual Colombia es uno de los países con mayor reserva del mundo y un importante productor?, Se siguen teniendo muchas dudas de la dirección del país en cuanto a temas energéticos.
El gobierno, a mi parecer, debería sacar ventaja de esta industria y poner a producir la mayor cantidad de carbón posible para así tener dinero suficiente para desarrollar todos los programas sociales y ambientales que se tienen proyectados y así disminuir el monto a recoger en la reforma tributaria. Creo también que no se ve nada bien que se satanice una industria tan importante para los colombianos y mucho menos compararla con la cocaína que ha sido nuestra gran deshonra. Es la hora del carbón en todo el mundo, justo cuando llega el invierno y los precios proyectados están llegando a topes nunca vistos.
