Una joven militar huilense se ha convertido en la esperanza de muchos campesinos y niños. Naydú Benítez, una colombiana de 29 años, dedica su vida al desminado humanitario, liderando operaciones cruciales en los departamentos de Caquetá y Tolima.
Como cabo segundo, Naydú se destaca en una brigada predominantemente masculina, siendo la única mujer en esta misión peligrosa pero vital.
«El poder ayudar a nuestros campesinos liberando las tierras de minas antipersonal y recibir una sonrisa de los niños que necesitan los caminos para ir a la escuela es algo muy grato», afirma con una sonrisa. Para ella, cada día es una batalla ganada, no solo contra las minas, sino a favor del futuro de las comunidades rurales.
La labor de Naydú y su equipo es esencial para garantizar la seguridad de las poblaciones que habitan en zonas de conflicto. Aunque hay otras diecinueve mujeres en la Brigada de Desminado Humanitario, su trabajo se centra principalmente en la educación sobre los riesgos de las minas. Naydú, en cambio, se enfrenta directamente al peligro, consciente de que su papel puede significar la diferencia entre la vida y la muerte.
Este sábado, en el Desfile Militar y Policial del 20 de Julio en Bogotá, Naydú marchó con orgullo. Relata que los niños son los más afectados por las minas antipersonal, y su compromiso es claro: «Poder ayudar a toda nuestra población, a nuestros campesinos, liberando las tierras; poder recibir una sonrisa de los niños que necesitan los caminos para ir a la escuela y poder estudiar; ayudarles con proyectos productivos a nuestros campesinos, eso es algo muy bonito y grato«.
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Naydú subraya la importancia de la prevención. «Damos talleres a la población, a nuestros niños, a nuestros campesinos, para explicarles qué es una mina antipersonal, dónde posiblemente puede estar y qué hacer si se encuentran una», explica. Aunque se siente realizada en su labor, admite que lo más difícil es estar lejos de su familia.
Orgullosa de ser una mujer líder, Naydú envía un mensaje inspirador a otras mujeres: «Sí podemos; como mujeres, tenemos las mismas capacidades y podemos cumplir todos nuestros sueños y metas».
El desminado humanitario es una tarea ardua pero vital. Según el Programa de Acción Integral contra Minas Antipersonal de la OEA, hasta mayo de 2024, Colombia ha registrado 12,460 víctimas de minas antipersonal y munición sin explosionar. A pesar de este sombrío panorama, hay esperanza. En la última década, el número de víctimas ha disminuido notablemente, con solo 54 casos en 2024.
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