Por: Aníbal Charry González
A sabiendas de que en este país los gobernantes desde el Presidente para abajo, cometen toda clase de desafueros para favorecer a sus válidos, que no válidos y pagar favores electorales con cargo al presupuesto público y no pasa nada, el subpresidente Duque que hablaba para la tribuna en campaña de que en su gobierno no iba a haber la mermelada que tanto le cuestionaron a Santos, no solo no cumplió con su promesa como hacen la mayoría de candidatos que llegan al poder, sino que con alarde de impudicia llegó a repartirla nombrando en embajadas, ministerios, consulados etc., a gente de su caletre y recomendados y parientes de su grupo político sin mayor criterio selectivo, y no contento con eso se dedicó a cooptar todos los organismos de control, como la Fiscalía, la Defensoría del Pueblo y la Procuraduría, con el fin de maquillar las escandalosas cifras de asesinatos de líderes sociales y masacres, y de que no haya control alguno para su inepto Gobierno.
Y si faltara algo en su impudicia, no tuvo ningún reato en designar nada menos que a la hija de la exministra y ahora embajadora ante la ONU Alicia Arango, Viviana Taboada como codirectora del Banco de la República, que no tiene más méritos que la de ser hija de quien tanto cacareaba que en el gobierno de Duque se iba a acabar la mermelada como lo dijera Salud Hernández en un video que circula por las redes, denominándolo como cacicada que no tenía presentación, al haber designado en un islote de profesionalismo como es la junta del Banco, solo por su parentesco con una ficha del Centro Democrático, que no tenía siquiera 10 años de experiencia amenazando de paso la independencia del organismo.
Es que Duque como buen mandadero, que no mandatario, todo le resbala sabedor de que se encuentra plenamente respaldado por su patrón y por el establecimiento al que representa, ya que todo su accionar como se ha visto en el manejo de la pandemia ha sido enderezado a favorecer las oligarquías políticas, económicas y financieras que apuntalaron su campaña que han obtenido billonarias ganancias, abandonando a su suerte al pueblo raso que solo ha recibido migajas que ni siquiera han servido para paliar su crítica situación, negándose tozudamente a apoyar una renta básica que les permitiera respirar antes de que ataque sus pulmones el letal virus, como que Colombia se considera vergonzosamente en el mundo como el tercer peor país para vivir en medio de la mortal plaga que ya le ha quitado la vida a más de 60.000 colombianos, en medio de la jarana del Gobierno para favorecer a sus amigos políticos y a los poderosos de la economía.
Estamos condenados mientras no haya reacción popular, por el cinismo de siempre de los impúdicos politiqueros que no tienen vergüenza como Duque para abusar del poder en beneficio de su voraz casta, acostumbrados los electores a que les hagan conejo en todas las infectas elecciones que tenemos.