Las cifras emitidas por el Dane por el creciente desempleo que se ha presentado en el país reflejan en parte la profunda crisis social y económica en se encuentra sumida la sociedad colombiana, provocada por la pandemia del Covid que tiene diezmada a todas las actividades económicas en el país. Recientemente el Dane publicó los datos que miden el comportamiento de la industria y el comercio, correspondientes al pasado mes de diciembre. Esta toma del pulso cobra mucha importancia no solo porque constituye una foto del arranque de la reactivación, sino también porque es el primer mes del tercer trimestre, clave para la recuperación de la economía.
La fotografía de la producción manufacturera como de las ventas del comercio minorista, no es la mejor. La primera ha caído significativamente, mientras que las segundas se redujeron en 12,4 por ciento en comparación con el mismo mes del año pasado. Ambos indicadores desmejoraron con respecto al trimestre del 2019. La situación que están viviendo las familias que obligatoriamente se encuentran aisladas socialmente, están haciendo mella en su situación económica por la falta de ingresos permanentes para satisfacer sus demandas internas.
Si bien el proceso de reapertura gradual de la economía está empujando producción y ventas al alza, el ritmo de reactivación no es el suficiente. Ahora con las medidas restrictivas que se han generado producto de la segunda ola de contagios de este virus mortal, nuevamente han aparecido los trapos rojos en los establecimientos comerciales. Para tal efecto, hay que buscar estructurar estrategias para apoyar a este importante sector generador de ingresos para la población.
Tomarle el pulso a la industria, el comercio y los servicios es necesario para poder hacer los ajustes requeridos a fin de acelerar la dinámica de la reactivación de la economía para lo que resta de 2021. No solo por su contribución al crecimiento, sino también por su aporte a la generación o el mantenimiento de puestos de trabajo.
Aunque ha sido muy leve la apertura de los centros comerciales en esta ciudad, vale la pena empezar un proceso de adaptación a los nuevos estilos y al sometimiento de los nuevos protocolos de bioseguridad. En medio de la creciente propagación de contagios de este virus mortal, se ha convertido en una verdadera encrucijada para la toma decisiones gubernamentales, al permitir una mayor flexibilización en la apertura de que algunas actividades económicas, entre los que se encuentra la actividad comercial.
No basta con autorizar las reaperturas de las actividades económicas. Hay que brindarles los entornos para recuperarse, con los debidos protocolos sanitarios e, incluso, con los apoyos para proteger los empleos.
