Por: Gerardo Aldana García
Hace dos días, en el segundo sábado de noviembre, al amparo de un clima fresco y una lluvia pertinaz que visitaba la capital huilense, un laboratorio de ideas de creadores del arte y la cultura se cumplía en el marco de la formulación del Plan Decenal de Cultura, instrumento de prospectiva de desarrollo del sector para el periodo 2025 – 2034. El ejercicio se desarrolló en la Biblioteca Departamental Olegario Rivera, un espacio propiciado por la propia Secretaría de Cultura, dependencia que se esfuerza por atender retos, necesidades y oportunidades de los diferentes actores de la rica identidad cultural del Departamento. Hubo toda suerte de planteamientos valiosos, venidos de artistas prominentes; en varios casos, de jóvenes cultores; en otros, de empresarios del turismo cultural y también de defensores del medio ambiente. Los ejercicios de construcción de planes alrededor de la cultura siempre serán complejos, justamente por el grado de sensibilidad de los actores que viven con intensidad las dinámicas ligadas a la profesión de ser artista o gestor cultural.
En medio de la agitada solicitud de uso del micrófono, hubo sin embargo una intervención hecha por el creador Juan Pablo Mosquera, la cual si bien podría entenderse como un pronunciamiento desde su condición de artista visual con relación a la asignación de los espacios de exposición de los artistas visuales en el edificio de la Biblioteca Departamental, fue inexorable para muchos de los concurrentes, experimentar el ruido que generaba su alocución al asimilar el vestíbulo del emblemático edificio de la biblioteca departamental, con un orinal. Si, fue algo que llenó de incomodidad a las decenas de artistas presentes que supieron que sus obras o las de sus colegas, bien de pintura, fotografía, escultura, literatura o arte digital, han sido expuestas con éxito en innumerables ocasiones en este espacio al que el creador Mosquera equiparaba con la puerta de ingreso a un orinal.
Al escuchar a varios de los asistentes a la importante reunión, se advertía un evidente consenso al considerar que la aseveración hecha en los términos y tono empleados por el expositor, no solo fue desproporcionada sino también claramente descortés, injusta e irrespetuosa tanto para con los artistas huilenses como para con la propia Secretaria de Cultura del Huila Betsabé Polanía Quizá, una mujer sencilla y constante, una ejecutiva de la cosa cultural que a diario se le ve trabajando con encomio por los intereses del sector. Y creo que el propio maestro Mosquera estará de acuerdo con las opiniones de varios artistas visuales que, de forma privada hicieron notar no solo la lamentable comparación del espacio de exposición artística con aquel de desechos humanos, sino también la inexplicable omisión del expositor al no haber siquiera mencionado que justo al espacio de exposición del vestíbulo de la biblioteca, los artistas visuales del Departamento tienen otra sala en el tercer piso; una de forma circular en la que la administración departamental de la cultura, mantiene de forma permanente exhibida obra visual de artistas huilenses y de otras latitudes, con puertas abiertas al público en general, y con gran énfasis en turistas que llegan a la ciudad en el marco de eventos de alto impacto como los corridos en el presente año entre los que se cuentan la Feria Internacional de Café, Cacao y Agroturismo, Héroes Fest y Filvorágine.
Pero probablemente el desconcertante pronunciamiento del artista Juan Pablo Mosquera tenga un trasfondo y sea justamente la medida que en el presente año implementó la administración de la Licenciada Betsabé Polanía Quizá, al trasladar del sótano del edificio del Centro Cultural y de Convenciones José Eustasio Rivera, a los 40 maestros de la Banda Sinfónica del Huila hacia el tercer piso de la Biblioteca Departamental Olegario Rivera, lo que implicó utilizar un espacio físico que venía fungiendo como sala de exposición artística, medida que fue celebrada por los músicos de la emblemática agrupación bandística del Huila que forma parte del patrimonio cultural de los huilenses y que nació al unísono con el ente territorial en el año de 1905, cuando entonces era presidente de Colombia Rafael Reyes y Gobernador del Huila Rafael Puyo.
Los músicos de la Sinfónica refieren que, durante más de dos décadas, los talentosos y respetables maestros estuvieron realizando sus ensayos diarios en una locación que, si bien es cierto los acogió en un momento clave cuando fue escindida la planta de estos instrumentistas de la planta oficial del Departamento, hecho ocurrido en el año 2000, no era justo desde el punto de vista de la salud y mucho menos de la dignidad humana, continuar su práctica laboral musical en un espacio que diariamente recibe el dióxido de carbono emitido por las decenas de automotores que convergen al sótano diseñado como parqueadero, situación tóxica que se magnifica con la localización allí de cajillas de inspección por las que transitan los residuos de aguas servidas o cloacales generadas por edificaciones del complejo arquitectónico del Centro Cultural y de Convenciones José Eustasio Rivera, y cuyo ruido al discurrir por las tuberías, perfectamente perceptible por los músicos, se mezclaba atrevida y sórdidamente con los sonidos de la patrimonial agrupación musical.
La visita guiada que hoy se ofrece desde los espacios culturales de la Biblioteca Departamental Olegario Rivera, permite circular desde el vestíbulo en el primer piso para deleitar la vista, el gusto estético y el universo intelectual, con una sugestiva obra pictórica y luego de pasar por los ricos espacios artísticos y culturales del propio primer piso y luego del segundo, llegar al tercero para escuchar, inicialmente los sonidos que hacen vivir el folclor huilense o colombiano, o viajar con notas de arias de Berdi o Bizzet cuando los maestros de la Sinfónica despiden sus coros de notas arrancadas al pentagrama que a diario los reta tras el tono y el color ideales de melodías en ensayo. Luego, como cereza de pastel, el periplo lleva a una Sala Circular llamada Papi Tovar en homenaje al enorme compositor, bandolista y director musical huilense Luis Ignacio Tovar, un espacio cuya redondes llena sus paredes con líneas, puntos, pinceladas, conceptos o imaginarios, en ricas sintaxis que artistas huilenses, colombianos o del exterior, volcaron en lienzos vivos para contar al amante del arte y la cultura historias que jamás pensó o quizás soñó y ahora están a su alcance.
Creo que el maestro Mosquera puede tener un propósito justo al preocuparse por el espacio para la creación visual; más no hace bien a su discurso derivar en léxicos o percepciones que afean injustamente la gestión cultural del ente departamental al servicio del sector y de paso propina un golpe inmerecido a quienes han expuesto, exponen y lo harán en los espacios dispuestos para la cultura. Ahora mismo, justo ahora, el vestíbulo que ha sido equiparado por él con un orinal acoge el tríptico en carboncillo de unas manos poderosas y envolventes del pintor Carlos Calderón de Pitalito, en un colectivo acompañado con dos piezas de Omarlein Ramírez también de Pitalito, un joven pintor, una generación nueva que se debe apoyar, respetar, amar. Es justo resaltar que el mundo del arte visual y de la cultura, ha visto en el vestíbulo del edificio de la Biblioteca Departamental, en lo corrido del presente año, obras de los maestros Sofia Bastos y Roberto Londoño, también de Guillermo Rujana, Sandra Balaguera y el taller de Arturo Flórez; así mismo, este bello lugar que es un santuario del arte y la cultura, ha sido espacio para exposiciones durante varios años como Festicrearte y ahora, la Feria del Libro y del Arte Local.
Y arriba, ahora mismo, en la Sala de Exposición Artística Papi Tovar, están obras de los artistas Angel Buchelli de Neiva, Sandra Balaguera de Rivera, Carlos Franco de Neiva, William Modesto de Pitalito; una sorprendente Sara Rujana, Gustavo Bermeo de Altamira, Germón Salcedo de Garzón, Jairo Osorio de Neiva y Miguel Khuan. Como artista invitado Miguel Darío Polania con unos dibujos sobre los personajes de La Vorágine, y como pintor homenajeado Luis Angell Rengifo de Cauca con su serie sobre la Vorágine realizada en México en 1947. Esta exposición cuenta con un curador invitado, el maestro Cesar Yerome Valbuena, notablemente conocido y reconocido por su obra Intihuantana, realizada para el Centenario de Creación del Departamento del Huila en 2005.
Es por ello que, en la lectura de muchos artistas y cultores del Huila, se advierte la preocupación del trato inmerecido e injusto para la mujer que hoy dirige la cultura en el Huila: Betsabé Polanía Quizá quien, junto a su equipo de trabajo, vive sus días para servir a la identidad regional.