Por: José Eliseo Baicué Peña
No es un secreto que el desarrollo de la ciencia y de la tecnología avanza a ritmos impresionantes a tal punto que cada día los límites de lo posible se expanden más y más. Lo que ayer fue novedad, mañana puede resultar atrasado. ¡Es increíble!
Este acelerado fenómeno está imponiendo ritmos vertiginosos que obligan a la continua modificación de medidas en la economía y competencia del mercado, en la naturaleza del trabajo, en la noción de lo ambiental y en el imaginario colectivo de la humanidad. Los modos de vida están cambiando como nunca se había visto en la historia.
El pasado jueves 6 de julio, la ONU llevó a cabo la cumbre mundial sobre la IA al servicio del bien social. El evento fue organizado por la UIT y la Fundación XPRIZE, en asociación con 36 organismos de las Naciones Unidas y Suiza.
La agenda hubiera resultado normal, si no hubiera tenido la participación de robots humanoides. Sí. Así como lo está leyendo. Robots humanoides.
Los robots humanoides participaron e interactuaron con las personas asistentes respecto de los temas tratados. Sencillamente impresionante.
Varios de los asistentes manifestaron que se sintieron sorprendidos con su presencia, aseguraron que “a veces es difícil identificarlos a unos metros de distancia.” Inclusive, varios expertos en tecnología se atrevieron a sentenciar que “La posibilidad de que esta forma de inteligencia pueda volverse más inteligente que nosotros se está acercando.»
Igualmente, surgieron muchos temores que, posiblemente, se hagan realidad: un mundo con millones de empleos en peligro, crecimiento de la desinformación, inestabilidad geopolítica, conflictos sociales, más desigualdad e inequidad, y mayor dominio y manipulación tecnológica.
Claro, que vendrán más interrogantes como, por ejemplo: ¿El hombre controlará a la IA, o será lo contrario? ¿La IA contribuirá a la calidad de vida de la humanidad? ¿La deshumanización será una alidada de la IA?
