Por: EDWIN FERNANDO PISSO ESCALANTE
Hace varios días, medios nacionales y redes sociales informaron que pequeños productores de leche se vieron obligados a derramar su producción en señal de protesta ante la crisis que enfrentan. Una de las causas principales de esta situación es la disminución de la compra de leche por parte de empresas procesadoras, lo que ha venido generando poca rentabilidad para los productores, un problema común en el sector agropecuario.
La situación es aún más crítica cuando se considera que a la falta de compradores de leche en muchos sitios del país, en algunos casos debido a la monopolización y la imposición de precios en el mercado, ha llevado a una reducción sustancial del precio de compra. Este escenario ha obligado a muchos productores de leche, que en su mayoría son pequeños, a reclamar ante esta situación, ya que no pueden cubrir los costos de producción.
Mantener el negocio de producir leche se ha convertido en un verdadero reto y desafío, debido a factores como los altos precios de insumos veterinarios, sales y concentrados, un clima adverso que afecta la producción de pasturas, tratados de libre comercio con Estados Unidos y la Unión Europea, que ponen a los productores colombianos en desventaja, ya que en estos países de donde se importan productos lácteos, tienen grandes subsidios a sus producciones, mientras que en Colombia, sucede todo los contrario, para la cartera de Agricultura y desarrollo rural, se redujo el presupuesto para el 2025 en 4,2 billones de pesos respecto a la apropiación inicial de la actual vigencia, que es gravísimo, porque acá se debe es industrializar los procesos como lo están reclamando muchos productores, en especial el lácteo, que le permitan dar un valor agregado y aprovechamiento de la producción para reducir la gran oferta que existe en algunos momentos y le garantice un precio justo al productor.
A raíz de esta situación, el Gobierno Nacional a través del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, ha impuesto un gravamen provisional a las importaciones de leche en polvo de Estados Unidos mediante la resolución 271 del 16 de septiembre. Sin embargo, esta medida solo alivia temporalmente la situación y no aborda las causas profundas de la crisis. En última instancia, los pequeños productores son los más afectados por estas crisis. Por ejemplo, cuando se compra leche, queso o yogurt en supermercados o tiendas, los precios exorbitantes benefician a las empresas que industrializan, no a los productores.
El llamado es a apoyar a los pequeños productores comprando derivados lácteos directamente de ellos. De esta manera, se fortalece la economía de estas familias y se ayuda directamente a quienes luchan por sobrevivir en esta actividad. Es hora de reflexionar sobre la importancia de la producción nacional y el impacto que tiene en la economía local. Es necesario encontrar soluciones a largo plazo para apoyar a los pequeños productores y garantizar la sostenibilidad del sector lácteo en Colombia, ya que el “cambio es en el campo”.
