Luis Humberto Tovar Trujillo
No digamos propiamente que a Neiva le entro la roya. Imposible biológicamente, porque no existen cultivos como el café, para ser victimas de esa peste contra la caficultura colombiana, que entre otras cosas ya aprendió a manejar.
Pero lo peor, le entro a la administración municipal, con la presencia de ese alcalde defraudador y tramposo como lo fue Gorky, detestable además por mentiroso.
Parecía más el alcalde del Charco Nariño, o de la ciudad de hierro.
Me cuentan que ha dejado la ciudad en la más detestable situación financiera, y llena de vicios administrativos, estos, hacen que quienes ingresen a las instalaciones de la alcaldía hoy, deben hacerlo con la totalidad de las medidas preventivas sanitarias, porque solo es podredumbre.
Ha dejado un déficit de mas de ochenta mil millones de pesos, no cumplía con las obligaciones financieras con los bancos, creyó haber dejado en propiedad a una gran cantidad de personas con contratos de prestación de servicios ad portas de un concurso, para darles estabilidad, el gobierno recién posesionado, debería suprimir todos esos cargos si no quiere hacia el futuro, llegar a la lamentable situación de colocar un letreo que diga “se arrienda este edifico”.
Mejor dicho, toda una desgracia.
Todo eso patrocinado por un concejo de lo más asqueroso posible; con muy contadas excepciones, y eso, contados con los dedos de la mano y sobran dedos; uno no sabe, si se están eligiendo delincuentes o administradores de la cosa pública; lamentablemente nos vemos avocados a creer lo primero, pero al pasar por el entorno de la alcaldía, los olores nauseabundos son notorios y repugnantes, desde luego.
La nueva administración, ha designado algunos funcionarios, muy competentes, por cierto, y otro no tanto; creo que Tesorería y Hacienda van a ser los pilares de una recuperación lenta pero segura del municipio.
Ojalá al nuevo alcalde no se le contamine el alma, no lo creo, para seguir los pasos de este detestable antecesor.
Y que pasa con la justicia, que no camina, pareciera minusválida ante tanta evidencia; en nuestro país, debería aplicarse una de tantas decisiones del nuevo gobierno de Milei en la Argentina, “el juez que sea complaciente con el delincuente, será considerado igualmente delincuente” con las consecuentes efectos contra su empleo además de las penales del caso.
Ojalá todo esto sirva de experiencia, para no entrar en el juego libertario de abusar de los dineros públicos como sucede con la escuela del actual gobierno nacional, donde pareciera que ya es común entender que cebemos hacer fiesta con los recursos públicos, y en muchos casos con la complacencia de las autoridades públicas.