De acuerdo con la Organización Mundial de Salud (OMS), el dengue es una enfermedad vírica transmitida por mosquitos, que se ha propagado rápidamente en todas las regiones del país durante los últimos años. Este virus se transmite por mosquitos hembra principalmente de la especie Aedes aegypti. Estos mosquitos también transmiten la fiebre chikungunya, la fiebre amarilla y la infección por el virus de Zika. Está muy extendida en los trópicos, con variaciones locales en el riesgo que dependen en gran medida de las precipitaciones, la temperatura y la urbanización rápida sin planificar.
Las enfermedades transmisibles tienden a quedarse en la población y terminan integrándose a los factores que hay que cuidar para que no se desborden. Son los llamados males endémicos, que permiten de tanto ir y venir, conocer su dinámica y, por supuesto, la forma de atajarlos, al punto de que su seguimiento es un deber primario de las políticas de salud pública del país.
Tal es el caso del dengue, que hace presencia en más de 730 municipios de los 32 departamentos y como se sabe, presenta picos epidémicos cada dos o tres años, cuyo último ciclo fue en 2019, 2020 y 2021, por lo que resulta imperativo reforzar las medidas para atenuar el incremento de casos que se avizoran para el presente año, de acuerdo con los informes epidemiológicos emanados de las autoridades sanitarias. En otras palabras, la enfermedad anuncia su llegada, así que no hay excusas para la inacción y fingir sorpresas cuando los enfermos, con sus diferentes niveles de gravedad, llegan a los hospitales. Se convierte en otra pandemia, aparte de la que ya poseemos por el Covid.
De hecho, hasta la última semana epidemiológica del año anterior, el Instituto Nacional de Salud (INS) dice haber notificado más de 35 mil casos de dengue, de los cuales 700 son graves, que han dejado al menos 35 muertes confirmadas de las 130 probables que se investigan por la misma causa.
Desafortunadamente las altas temperaturas que se han venido presentando durante los dos últimos meses, las condiciones geográficas del país y el ciclo natural de la enfermedad generan las condiciones propicias de índole natural, para que se aumenten los casos de dengue en este territorio. Se debe asumir la responsabilidad en el cuidado de la salud en el entorno familiar, tendiente a emprender nuevas acciones de prevención para evitar que se aumenten los casos de esta endemia. Lo anterior exige encender las alarmas y actuar de inmediato, con la aplicación de las medidas conocidas en estos y otros lugares en riesgo. Que las buenas cifras que hoy muestra la pandemia no desnuden las falencias en otros campos de la salud, que siempre han estado ahí.
