Por: Fernando Pisso Escalante.
Mientras muchos colombianos hacemos esfuerzos ingentes tanto en la zonas urbanas como en la zonas rurales con tal de obtener el suministro de gas domiciliario, a raíz que nos vendieron la idea que el Gas Natural y el GLP (Gas Licuado del Petróleo) eran los más económicos y menos contaminantes ( su origen y producción) y los bajos efectos al medio ambiente a la hora de su utilización, Colombia enfrenta actualmente una reducción de su producción, esto a raíz de la decisión del Gobierno Nacional de no otorgar más licencias, para la exploración de hidrocarburos, marcando una crisis significativa para el sector del petróleo y del gas en nuestro país.
La estrategia es clara del Gobierno Nacional, la importación de gas, al parecer es un paso obligado que tendremos que dar, tarde o temprano aumentaremos la compra de gas al “vecino” o con quien nos salga más barata la adquisición, pero esta compra, traerá una subida en los precios para el consumidor final. En el caso del Huila, los últimos Gobiernos, tanto departamentales como municipales, han utilizado una política de expansión del servicio público de gas domiciliario, algunos hicieron hasta créditos, con tal de desarrollar este tipo de proyectos, no estoy seguro si en sus proyecciones, visualizaron los escases que se avecinaba.
Alternativas existen para emigrar a energías limpias, por ejemplo los entes territoriales en el Huila deberían liderar proyectos productivos en zonas rurales que involucren la construcción de biodigestores, se le estaría apuntando a dos cosas, la generación de recursos económicos y la utilización de biogás como energía para la cocción de nuestros alimentos, inclusive si se diseñaran la construcción de sistemas de hornillas ecológicas bajo diseños ambientales, como la libre circulación del aire por el sitio donde se instalan, sería una buena opción, por ahora seguiremos utilizando el GLP (Gas Licuado del Petróleo), el cual lo estamos pagando a más de $ 15.000 pesos el metro cubico sin el subsidio otorgado por el Gobierno Nacional.
Es importante agregar, que la perdida de autosuficiencia de la producción de gas, que había venido manteniendo nuestro país, puede tener un impacto social grave si no se toman las medidas necesarias por parte del Gobierno Nacional para solucionar esta problemática, debido a que un amplio margen de la población colombiana, somos usuarios del Gas Natural y el GLP, existiendo sectores dentro de ese rango con gran riesgo de vulnerabilidad por sus condiciones socioeconómicas, las cuales no son las mejores.
Por último, la reflexión es que Colombia no puede darse el lujo de renunciar al aprovechamiento de sus recursos energéticos propios (petróleo, gas, carbón, agua, etc.) los cuales nos pueden ayudar apalancar nuestra transición energética ordenada, responsable en el corto, mediano y largo plazo; debemos cuidar nuestra soberanía e independencia energética, implementando el principio de complementariedad de fuentes, debe fomentarse la entrada en operación oportuna de más proyectos de energía renovable y tomarse decisiones asociadas a nuestra transición con fundamento en consideraciones técnicas, es lo que debe de prevalecer.