La sociedad huilense lamenta profundamente el fallecimiento del alcalde de la Plata Huila, Luis Carlos Anaya Toro, en la clínica Uros de la ciudad de Neiva donde se encontraba recluido desde hace 6 meses después de haber sufrido un aneurisma cerebral, que lo había obligado a retirarse temporalmente de su cargo. El primer mandatario de los plateños, perteneciente al Partido Cambio Radical, permanecía en condición crítica desde el 23 de abril pasado, día en que debió ser trasladado de urgencia a una clínica de Neiva. Si bien ya había sido de alta, nunca logró recuperarse de la afección cerebral y de los daños que ocasionó en su cuerpo. Todos los medios de comunicación y redes sociales han difundido esta noticia triste que han impregnado de un profundo dolor a sus habitantes, porque durante su trasegar por esta vida terrenal, se caracterizó por ser un hombre humilde, excepcional, un amigo, un líder comprometido con su localidad, quien entregó su fuerza vital para trabajar en beneficio de las familias de esta localidad.
Luis Carlos, como cariñosamente lo llamábamos, nos deja una huella imborrable, por ese amor y entrega que le imprimió desde las posiciones laborales que desempeñó, siempre pensando en los sectores más vulnerables de este municipio. Había nacido el 12 de mayo de 1970, y desde la época de estudiante tenía clara su prospectiva personal de ser alcalde de los plateños, cuyo sueño se le cumplió en las pasadas justas electorales. Nos identificamos plenamente con el mensaje que promulgó la gobernación del departamento. Su enfoque estratégico en la gestión de recursos permitió impulsar el desarrollo local, mejorar la calidad de vida de los habitantes y fortalecer los lazos comunitarios. Además, su participación en diversas luchas comunitarias a lo largo de su vida pública fue un faro de esperanza para aquellos que buscan un futuro mejor. Es una pérdida irreparable para el departamento del Huila, porque gracias a su visión de desarrollo, se perfilaba en el futuro para representar al departamento en mejores posiciones de elección popular.
Tras su fallecimiento, deja a los huilenses una huella indeleble, por su destacado liderazgo cívico. Fue un soñador empedernido para que la sociedad huilense fuera justa, más equitativa, respetuoso de las normas, amante de las sanas costumbres y con un futuro brillante a pesar de las dificultades que presenta la democracia en nuestro país. Así lo demostró en las aulas de la Cetap de la Esap de la Plata, donde cursó y se graduó de la carrera profesional de Administrador Público.
Esta casa editorial, le expresa a toda su distinguida familia nuestras condolencias y sentimientos de pesar por el fallecimiento de uno de los grandes dirigentes visionarios y más destacados del occidente huilense, que ha tenido el presente siglo. Paz en su tumba.