Por: María Clara Ospina
La poesía ha sido a través de la historia un arma poderosa contra la tiranía, sea cual sea su origen o su color político. Es raro el tirano, dictador o gobernante psicópata que no haya sido enfrentado por poderoso, o sarcásticos, versos de un bardo.
No en vano los poetas han sido unos de los primeros en ser perseguidos, encarcelados, torturados, asesinado o desaparecidos por déspotas y regímenes autoritarios, de todos los continentes, que temen el poder que emana de sus poemas.
Recordemos cuantos escritores y poetas, opuestos a Joseph Stalin fueron enviados a los tristemente famosos Gulag de Siberia donde muchos murieron de hambre y frio en la más absoluta mísera. Y, ¿cuántos fueron miserablemente perseguidos y diezmados por Mao Zedon y su mujer, durante la Revolución Cultural China?
Siguiendo los pasos de estos tiranos comunistas, el nicaragüense Daniel Ortega, en febrero de este año, en un arranque de furia contra la valerosa intelectualidad opuesta a su nefasto régimen, desterró a los más importantes pensadores del país, declarándolos “traidores a la patria” y “prófugos de la justicia”.
Ortega, los despojó de su nacionalidad y expropió todas las propiedades de los acusados. Irónicamente, muchos habían sido sus compañeros en El Frente Sandinista de Liberación Nacional, creado contra la dictadura de la familia Somoza.
En febrero fueron desterrados; Sergio Ramírez, Premio Cervantes, y la gran poeta Gioconda Belli, el obispo Silvio Báez, la escritora Sofía Montenegro; las activista Azalea Solís y Vilma Núñez, presidenta del Centro Nicaragüense de Derechos Humanos y el periodista nicaragüense Carlos Fernando Chamorro, entre otros. Esto posterior a la expulsión de Nicaragua de 222 presos políticos.
El pasado 29 de mayo la poeta Gioconda Belli recibió el prestigioso premio Reina Sofía de Poesía Latinoamericana. El rector de la Universidad de Salamanca, Ricardo Rivero, felicitó a la poeta al anunciar el premio por su obra literaria y por: “reivindicar valores como la dignidad de la persona, la lucha contra la tiranía y el mantenimiento de una posición coherente en todo momento”.
Belli no solo se ha destacado como poeta sino también como novelista y ensayista, inclusive a publicado libros infantiles. Su obra se ha traducido a 20 idiomas. La poeta viene desde hace años atacando el régimen de Ortega y su mujer, por sus abusos de poder y por haber traicionado la Revolución Sandinista que pretendía regresar el poder al pueblo de manera democrática.
Durante la pandemia la poeta declaró en un escrito titulado, Algo huele a podrido en Nicaragua: “Seis millones de nicaragüenses estamos expuestos no sólo al coronavirus, sino al actuar inconcebible del Gobierno de Ortega, el más desquiciado o maquiavélico del mundo”.
A pesar de toda clase de amenazas del régimen jamás ha amainado en sus ataques. No ha dudado en declarar a Ortega como el nuevo Hitler. Dice la poeta poseedora de una gran sensibilidad: “la poesía es una lamparita que apunta al mero centro del corazón”. Ella posee el corazón de los nicaragüenses y a eso le teme Ortega.
En hora buena este premio destaca su valor poético, literario y patriótico.