Transcurridos 27 días del mes de diciembre, el Instituto Nacional de Salud divulgó las cifras de personas quemadas por pólvora, a pesar de los esfuerzos gubernamentales para contrarrestar este flagelo que está afectando el bienestar general de las familias colombianas. Llegó diciembre y la alegría en todos los hogares colombianos porque estamos celebrando la época más bonita del año, que nos permite integrarnos, a pesar de que estamos atravesando una profunda crisis social y económica. En 4 días estaremos recibiendo el nuevo año, en un ambiente, espiritual y comercial, por supuesto, pero que cambian nuestros ánimos y, por tanto, es esperado por chicos y grandes. Todos estamos de acuerdo, que lo ideal es que el regocijo y la alegría no desborden la prudencia. Que sea, de verdad, una jornada de fin de año, sin el uso de la pólvora. Que no se repita lo observado durante la navidad. En ese sentido, es inevitable volver sobre el uso de la pólvora, en el que vale insistir una y mil veces, con tal de que haya conciencia entre los adultos y se evite esa tragedia absurda y dolorosa de ver a los menores quemados.
Las cifras así lo reflejan hasta el momento. Durante la presente vigencia se han presentado 503 quemados de los cuales 181 son menores de edad, representando una disminución del 14,46% en todo el país. Durante el año anterior, hubo 588 personas afectadas por la pólvora. Solo en este mes, en el Huila ha habido 10 personas quemadas. Por eso el llamado a las familias, no a la pólvora. Estos pirotécnicos no deben ser manipulados por personas inexpertas. Por este motivo esta debe ser una conmemoración que invita al recogimiento, la unión familiar que nos invita a gozar las festividades con mesura y el disfrute de lo que ofrece, la que sin duda es la época más especial del año.
Para ello es importante que los padres de familia tengan presente las recomendaciones que emanan de los organismos de socorro y las autoridades con el fin de evitar accidentes caseros que pueden ocasionar lesiones por quemaduras. No sobra recalcar que en muchas ocasiones las personas adultas patrocinan esta irracional práctica que puede conducir a generar procesos de carácter penal y pecuniario, por permitir la utilización de estos artefactos que a simple vista parecen inofensivos, pero el uso inadecuado de los juegos pirotécnicos, sobre todo en adolescentes y niños pueden crear dificultades y tristezas mayúsculas al interior de las unidades familiares. Desafortunadamente, sigue siendo un lugar común en algunos hogares combinar licores, viandas y voladores, muchas veces con consecuencias nefastas. Heridas cuya huella física y sicológica dura toda la vida. Y, con mucha frecuencia, son los niños quienes padecen la irresponsabilidad de los adultos.
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