EL RINCÓN DE DIANA
Por: Diana Montes
El martes 5 de noviembre fueron las elecciones presidenciales en Estados Unidos, además de la renovación del Senado y otros plebiscitos importantes que se desarrollaron, por ejemplo, el plebiscito sobre el derecho al aborto en Florida, que fue derrotado con claridad. Hemos de recordar rápidamente cómo funcionan las elecciones presidenciales en Estados Unidos: a diferencia de la mayoría de países, donde cada ciudadano tiene un voto y la ciudadanía elige directamente a sus mandatarios, allá existe un Colegio Electoral con 538 miembros, donde cada estado miembro de unión tiene una cantidad de delegados proporcional a su población. Por ejemplo, California es el estado que más delegados tiene en el Colegio Electoral, con 50. La regla es muy sencilla: aquel candidato que obtenga la mayoría de votos en un estado, se lleva todos los delegados al Colegio Electoral de dicho estado. Por ejemplo, quien gane en California, se lleva los 50 delegados de California ante el Colegio Electoral. Así, el que complete 270 delegados, gana la elección.
Después de un mandato demócrata accidentado por la falta de liderazgo del actual presidente Joe Biden, el Partido Demócrata decidió que la vicepresidenta Kamala Harris era la indicada para enfrentarse al republicano Donald Trump. Si bien su desempeño fue mejor del que estaba teniendo Biden, al final los errores del mandato demócrata no le permitieron consolidar una coalición social suficiente para enfrentar a Trump: en primer lugar, en el 2023 la Policía de USA tuvo el récord histórico de la mayor cantidad de muertes a civiles desarmados; hace un mes Biden aprobó una medida para que el permiso de residencia caducara para los migrantes de Cuba, Venezuela, Nicaragua y Haití; y lo más grave en este colapso electoral, fue la política demócrata para lo que sucede en Palestina. Cabe señalar que el voto popular por Trump bajó de 74 a 71 millones y el de Harris de 81 a 66 millones. Fueron 17 millones de votantes que se desencantaron en cuatro años de los dos partidos. ¿Será ésta la materia prima para que emerja un tercer partido viable? La historia se mueve en la primera potencia del planeta.