Alfredo Vargas Ortiz
Abogado Universidad Surcolombiana
Doctor en Derecho de la Universidad Nacional de Colombia.
El actuar de los políticos de turno es inconcebible. Se quejan del sistema de salud, son testigos de cómo un sin número de pacientes mueren en los hospitales debido a las demoras en los tratamientos médicos, la falta de medicamentos o la ausencia de especialistas locales. La congestión en el sistema de urgencias médicas es denigrante; lo he experimentado personalmente en múltiples ocasiones y he presenciado la angustia de médicos y enfermeros que sufren bajo este asfixiante sistema de salud.
Pero, por supuesto, cuando se trata de llevar a cabo reformas, encuentran refugio en el silencio, ignoran la situación y buscan excusas para no enfrentar al pueblo y resolver de una vez por todas este problema. Ofrecen razones al gobierno para dudar de su sinceridad, cuando claramente se perciben intereses ocultos en su actuar. Congresistas que presumen de hundir descaradamente la reforma, cuando es evidente que recibieron financiación de las EPS, que se han convertido en un verdadero saqueo al presupuesto de los colombianos. Ignoran los informes de la Contraloría General de la República que muestran un desfalco de 9 billones de pesos y la apertura de investigaciones penales por presuntos delitos al desviar recursos y no respetar las reservas técnicas que estaban obligados a mantener. La acción de tutela se ha convertido en un mecanismo para acceder al sistema de salud.
Es increíble que la Corte Constitucional no declare el Estado de Cosas Inconstitucional, como lo hizo con el desplazamiento forzado y la situación carcelaria en Colombia, a pesar de que el sistema judicial está saturado de estas acciones para garantizar el derecho a la salud de los colombianos.
No es sorprendente que el presidente recurra al poder constituyente, ya que el poder legislativo está traicionando descaradamente al pueblo. No son conscientes del grave problema de salud que enfrentan los colombianos, que está en cuidados intensivos. No me verán defendiendo ese grotesco sistema de salud que ha convertido la atención médica en un negocio. He sido testigo de cómo una persona con medicina prepagada tiene acceso a especialistas y atención las 24 horas, mientras que una persona humilde debe hacer cola en la Defensoría del Pueblo o la Personería para interponer una tutela y, solo por orden judicial, recibir atención especializada o un medicamento para su subsistencia.
Se asustan ante la convocatoria del pueblo para presionarlos a aprobar las reformas. Pero que quede claro, en las calles nació la Universidad Surcolombiana en el Huila, en las calles se acabó el apartheid, la explotación laboral y se han conquistado muchos derechos. La reforma a la salud es imperativa y tendremos que tomar las calles y las plazas públicas para reclamar lo que es nuestro. Nos vemos en las calles.
