Uno de los problemas estructurales que presenta el sistema carcelario en el país, es el hacimiento en los centros de reclusión. La situación demuestra una falta de planeamiento que se ha vuelto critico de acuerdo con las estadísticas emanadas del Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario a inicios del presente mes, representaba una cifra del 36,8%. Aunque durante el periodo de la prepandemia ascendía a una cifra del 45,69%, esta disminución es producto del accionar gubernamental que busca disminuir este flagelo, que, junto con la laxitud de la justicia, ha provocado que muchos sindicados sean enviados a sus residencias, como un sitio de reclusión.
Actualmente la población carcelaria supera los 82.326 reclusos y la sobrepoblación en el mes de agosto del presente año, asciende a 14.766 personas. Esta crítica situación refleja la crisis carcelaria en el país, que todavía no termina, dada la actual coyuntura social y económica, en que se encuentra sumida la sociedad colombiana. La cárcel de Neiva no escapa de este caos. Presenta una sobrepoblación de 362 de personas privadas de la libertad. En todo el departamento, este hacinamiento representa un 29,3%.
Problemas estructurales como la falta de agua potable, porque el pozo que les suministra agua es deficiente, generando un alto riesgo sanitario al interior de este Centro Penitenciario. Igualmente se presentan dificultades en la Unidad de Servicios Penitenciarios USPEC, para prestar adecuadamente y de manera higiénica los alimentos a los internos. Otra situación ´preocupante es que existe una población flotante que son autorizados por los respectivos jueces de la República. La seguridad de los internos que les dan la casa por cárcel, no se está cumpliendo de acuerdo con las Actas de Compromiso que suscriben cuando les brindan libertad condicional. En reiteradas ocasiones las autoridades detienen a estos presos porque reinciden en el cometimiento de los delitos por los cuales son sindicados. Actualmente más de 700 personas gozan de este beneficio. Ochenta tienen el brazalete.
Igualmente, la corrupción campea en las cárceles en Colombia. Recordamos de manera burlona algunas expresiones del Exministro huilense Guillermo Plazas Alcid, cuando se desempeñaba en la cartera de Justicia, ante el asedio de los medios de comunicación: “Los únicos honestos en las cárceles, son los presos. Ellos pagan por sus comodidades”. En la actualidad, este panorama persiste en algunos sitios de reclusión. Periódicamente la prensa y las redes sociales viralizan las denuncias sobre supuestas irregularidades que se presentan al interior de estos centros de reclusión. La realidad muestra hoy unas cárceles desbordadas y convertidas en verdaderas universidades del delito, muy lejos de su fin resocializador, que contribuyen con creces a la mala hora actual de la justicia.
