Diario del Huila

La travesía de los Franco Narváez en la caficultura especial

Feb 19, 2024

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En del norte del Huila, se arraiga la familia Franco Narváez, que ha tejido una historia de amor por el café que trasciende fronteras. Gilberto Franco llegó al departamento en 1993, encontrando en esta tierra un hogar acogedor que lo inspiró a convertirse en caficultor.  Hoy junto a su esposa, Elizabet Narváez, han forjado un legado en la caficultura, destacando la importancia de la familia en cada grano de café.

Por: Gloria Camargo

Entre las vastas tierras cafeteras que abrazan el departamento del Huila, primer productor a nivel nacional con una participación del 19,08% del total de la cosecha cafetera de Colombia, la familia Franco Narváez ha tejido con esmero y pasión una historia que fusiona raíces antioqueñas con el amor por la caficultura opita.

Gilberto Antonio Franco López, nativo de Concepción, Antioquia, llegó a tierras huilenses en 1993, donde el terruño le abrazó y le acogió como a uno más de sus hijos. A su lado, su esposa, Elizabet Narváez Marín, oriunda de la apacible zona rural de Neiva conocida como Piedra Pintada, ha compartido con él más de tres décadas de sueños, luchas y, sobre todo, una vida dedicada al café.

La metamorfosis en la vida de Gilberto fue evidente desde que, siendo jornalero, encontró en Elizabet el catalizador de sus anhelos. «Antes yo era un jornalero, pero cuando la conocí a ella, todo cambió. Pensé en conformar una familia, nos pusimos la camiseta y luchamos juntos. Me siento realizado con lo que he hecho y hasta el momento no hemos dejado de querernos», revela con una sonrisa que trasciende las palabras.

Hace más de 30 años que Gilberto y Elizabet emprendieron juntos el camino de la caficultura. «Sentimos que gracias al café hemos tenido una mejor calidad de vida, hemos podido darles a nuestras dos hijas una vida más plena», comparte Gilberto.

La caficultura se convirtió así en el eje que ha sostenido sus anhelos familiares y en el motor que impulsa sus días.

Para esta pareja, la caficultura no es solo un negocio, sino un emprendimiento familiar que abarca a todos, desde el más pequeño hasta el mayor. «Es un trabajo en equipo, donde cada miembro de la familia aporta su esfuerzo. La caficultura es una empresa que uno construye con la pareja, en entorno familiar», subraya Elizabet.

Perseverancia y esfuerzo

La esencia única del café de Gilberto no reside solo en las características del grano, sino en el compromiso y la dedicación de toda la familia. «Yo creo que mi café es único, pero eso lo hace la labor y el empeño conmigo y mi familia. Sin compromiso, nunca se va a hacer reconocido. Si yo quiero un café de calidad, eso se ve reflejado en el esfuerzo que le ponemos», afirma con convicción.

El café de la finca no es solo una cosecha, es parte integral de su vida cotidiana. «Consumimos el café de la finca. Tenemos el producto en casa y no compramos por fuera. Empezamos tostando en la cazuela y ahora mandamos a tostar. Se siente la diferencia», destaca Narváez Marín. La unión de la familia se refleja también en la elección de no solo cultivar, sino consumir su propio producto, reforzando así su compromiso con la calidad desde la siembra hasta la taza.

Y es que, en el fascinante mundo de los cafés especiales, este productor se ha destacado gracias a la calidad continua de su café. Frente al tema, Iván Eduardo Álvarez Lizcano, coordinador de cafés especiales del Comité de Cafeteros del Huila, señala que su labor en la producción de cafés con notas cítricas, dulces y delicadas se debe al cuidado por la ubicación de los cultivos y la constante renovación de cafetales.

Por lo cual establece que “la invitación a todos los caficultores es que sepan que es lo que se está produciendo en sus fincas, por eso en conjunto con el Comité de Cafeteros del Huila y Almacafé estamos desarrollando el mapa de perfiles, que nos va a decir lo que se está produciendo”, explica.

Orgullo cafetero

Pero la trayectoria de Franco López no se limita a la finca. Como vicepresidente del Comité Municipal de Cafeteros de Tello, se erige como representante gremial. Además, su participación en concursos como el «Taza Platino» lo ha posicionado como un líder en la búsqueda constante de la excelencia en la calidad del café, y gracias a su trabajo en concursos como «Liderando con calidad», ocupó el tercer puesto, consolidando su compromiso con los estándares más altos de la caficultura.

Según Guerli Zambrano Lozano, caficultor del municipio de Algeciras y Representante al Comité Departamental de Cafeteros del Huila por la zona norte, Franco López es considerado como un referente regional.

“Es un cafetero comprometido de calidad, y esto es producto de la integralidad del trabajo con su familia, su esposa, y el ser un caficultor que acoge las recomendaciones del Servicio de Extensión. Es vicepresidente del Comité Municipal de Tello, donde gracias a su ejemplo, su lucha, y sus frases de motivación, consideramos que hace más grande a nuestra caficultura y que es un referente para quienes están empezando con el tema de la finca y de cafés especiales y de alta calidad.

Este viaje a través de la vida de los Franco López, emerge una historia que va más allá de la simple producción de café. Es un relato de amor, compromiso y perseverancia, donde cada grano cultivado lleva consigo el esfuerzo y la dedicación de toda una familia.

En el Huila, la caficultura se convierte así en un legado que trasciende generaciones, marcando no solo la tierra que cultivan, sino también el corazón de quienes dedican sus vidas a esta noble labor.

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