‘La traviesa’ está en peligro: Caficultores del norte del Huila. Las fuertes temperaturas y la ausencia de lluvias tienen en peligro ‘la traviesa’ en los cafetales del norte del Huila. Los caficultores aseguran que las condiciones climáticas bajan la calidad del grano y aumentan la proliferación de la broca.
DIARIO DEL HUILA, PANORAM
Por: Gustavo Patiño
‘La traviesa’ está en peligro: Caficultores del norte del Huila. Pese a que en el sur del Huila está por iniciar la temporada de cosecha de café y, según han informado las autoridades, se esperan muy buenos resultados, los cafeteros del norte del departamento están pasando tiempos muy difíciles. La temporada de menos lluvias, que se conectó con el fenómeno de El Niño, además de afectar la cosecha a principios de año, tiene en riesgo la ‘travesía’, una cosecha secundaria con la que esperaban compensar los ingresos de la producción principal.
Álvaro Garzón Villaneda, propietario de una finca en la vereda Patía del municipio de Baraya, describe la gravedad de la situación: “En este momento, los cafetales están marchitos por la situación del verano, ya están saliendo cafés de mala calidad. Uno espera que en la travesía pueda recogerse por lo menos la tercera parte de lo que fue la cosecha, pero parece que este año la mala calidad va a generar que no podamos recuperar mucho”, afirma. Su testimonio refleja una realidad que viven muchos caficultores de la región, quienes ven cómo la sequía y las temperaturas extremas deterioran tanto la cantidad como la calidad del grano de café.
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Gran preocupación
José Ignacio Cruz Aragonés, integrante del Comité de Cafeteros del Huila en la zona norte, también comparte su preocupación: “El verano ha sido más corto, pero también ha sido más intenso, y en este momento están saliendo unos cafés demasiado vanos”. Cruz destaca que, en las zonas bajas, donde las condiciones ya eran marginales para el cultivo del café, el impacto ha sido devastador: “Hay unas zonas para la parte más baja que han perdido entre el 80% y el 90% de la travesía”.
Ambos testimonios resaltan no solo los efectos inmediatos de la sequía, sino también las consecuencias económicas a largo plazo para los caficultores de la región, muchos de los cuales dependen de la travesía para equilibrar las pérdidas de la cosecha principal. La travesía, que históricamente ha permitido a los agricultores mejorar su rendimiento anual, está en peligro de perder su relevancia debido a los efectos del cambio climático.
El clima en aumento
Las condiciones climáticas extremas que describen los caficultores no son un fenómeno aislado. Según el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (IDEAM), la temperatura promedio en Colombia ha aumentado entre 0,8 y 1 grado Celsius en las últimas dos décadas. Este aumento, aunque aparentemente pequeño, tiene un impacto considerable en los sistemas productivos agrícolas, en especial en cultivos sensibles como el café.
El café arábica, la variedad que predomina en el Huila, es particularmente vulnerable a los cambios en temperatura y precipitación. Este tipo de café requiere condiciones muy específicas para su óptimo desarrollo, entre ellas, temperaturas entre 18 y 21 grados Celsius y un régimen hídrico estable. Sin embargo, con el incremento de las temperaturas y la variabilidad en las lluvias, los ciclos naturales de floración y maduración del café se ven alterados. Las plantas sufren estrés hídrico, lo que reduce la producción y afecta la calidad del grano. Cruz explica que “al no tener agua el café queda la pepa muy pequeñita y se balancea cuando lo echamos en agua porque le falta una parte de llenado”.
Condiciones desfavorables
La situación se agrava aún más en las zonas bajas y marginales, donde las condiciones climáticas desfavorables se combinan con suelos menos fértiles. Aunque en el pasado, los fenómenos climáticos como La Niña permitieron que estas áreas se mantuvieran productivas, el actual Fenómeno de El Niño ha revertido esa situación, dejando a los caficultores en una posición sumamente precaria.
José Ignacio Cruz señala: “El fenómeno de El Niño se intensificó y en este momento están saliendo unos cafés demasiado vanos, es decir sin la calidad requerida. La broca se ha disparado muy altamente acá en esta zona”. Este aumento en la broca es una de las consecuencias más graves de las altas temperaturas. La broca encuentra en los climas cálidos y secos un ambiente propicio para su proliferación, y la falta de recursos hídricos dificulta su control.
Baja en la calidad del café
El café es uno de los productos más importantes en la economía de Colombia, y en regiones como el norte del Huila, representa la principal fuente de ingresos para miles de familias. Sin embargo, la prolongación de la temporada seca no solo afecta el rendimiento de la travesía, sino que también pone en riesgo la cosecha principal, lo que agrava la crisis económica en el sector.
Álvaro Garzón lo ilustra de forma clara señalando que “el problema no es tanto que baje la producción, sino el precio del café. El café sale mal, entonces lo van a pagar barato”. Esta pérdida de calidad no solo afecta la competitividad de los caficultores, sino que también reduce significativamente sus ingresos. En un contexto donde los costos de producción siguen aumentando, muchos caficultores encuentran difícil cubrir sus gastos básicos, lo que compromete la sostenibilidad de sus fincas a largo plazo.
En regiones donde los pequeños productores no tienen acceso a sistemas de riego o tecnologías de adaptación, el panorama es aún más sombrío. “Algunos lograron colocarle riego a los cafetales, pero la mayoría no pudo y las pérdidas han sido enormes”, comenta Cruz, quien también destaca que las zonas más altas han tenido mejor rendimiento, mientras que las bajas han sufrido pérdidas de hasta el 90% de la producción.
Pedido urgente de apoyo
Frente a esta situación, José Ignacio Cruz y otros caficultores de la región están solicitando la implementación de medidas urgentes para mitigar los efectos de la sequía y ayudar a los agricultores a sobrellevar las pérdidas. Una de las propuestas más destacadas es la ampliación del Fondo de Asistencia para la Agricultura (Falla), un programa que subsidia la compra de insumos como fertilizantes y pesticidas para los agricultores más afectados. Aunque este fondo ya se está implementando en algunos municipios como Tello y Baraya, los caficultores piden que se extienda a toda la región.
“Nosotros estuvimos en una discusión con unos parlamentarios… y le pedimos que el Falla no se hiciera solo en Tello y Baraya, sino en todo el departamento”, señala Cruz, quien destaca que esta ayuda ha sido esencial para que algunos caficultores pudieran adquirir insumos a precios más bajos. Sin embargo, Cruz también reconoce que el Falla, tal como está planteado actualmente, no es suficiente. “El Falla ha servido harto… pero desafortunadamente no cayó lluvia… más de uno ha guardado el fertilizante para cuando llueva”.
Incrementar el Falla
Cruz y otros líderes cafeteros solicitan que se incremente el porcentaje de subsidio que ofrece el Falla, pasando del 30% actual a un porcentaje mayor, que permita a los caficultores enfrentar de mejor manera la crisis climática. Esta petición refleja la urgencia de medidas estructurales que aborden no solo las consecuencias inmediatas de la sequía, sino que también preparen al sector para enfrentar los desafíos del cambio climático a largo plazo.
Además del Falla, los caficultores del norte del Huila también piden que se implementen programas de riego y asistencia técnica que les permitan adaptarse a las nuevas condiciones climáticas. Sin acceso a recursos hídricos y tecnologías adaptativas, las pérdidas seguirán aumentando, lo que pondrá en riesgo no solo la producción de café, sino también el sustento de miles de familias que dependen de esta actividad.
