Por: José Eliseo Baicué Peña
La aldea global de Marshall Mcluhan cobra, cada vez, más relevancia, ya no sólo a nivel de las comunicaciones, sino también en lo relacionado con el comercio, la industria, el conocimiento, la ciencia y la tecnología. Y, por supuesto, las relaciones de cooperación entre los pueblos de todo el mundo están en auge de manera sorprendente.
Por eso, la movilidad internacional forma parte de la idiosincrasia del sector, pues ya desde las universidades se facilita la posibilidad de participar en programas de movilidad e intercambios dentro y fuera de las fronteras europeas. Gracias a vínculos de cooperación con universidades de todo el mundo, los estudiantes, docentes e investigadores pueden incrementar sus conocimientos con profesionales a nivel internacional.
La UNESCO, en particular, ha adoptado el término “sociedad del conocimiento”, o su variante “sociedades del saber”, dentro de sus políticas institucionales. Ha desarrollado una reflexión en torno al tema, que busca incorporar una concepción más integral, no en relación únicamente con la dimensión económica sino con el proceso de toda una transformación social, política, cultural e institucional.
Y en este contexto, es preciso entender que nuestras fronteras nacionales son cada vez más imaginarias que reales. No existe ningún problema social o humano que pueda ser resuelto desde la mirada aislada de una disciplina o campo del conocimiento.
Por ejemplo, las universidades tienen la obligación de ofrecer planes de estudios que respondan eficazmente a las necesidades de las realidades presentes. Es decir, lograr que la investigación se enfoque en temas de aplicación práctica en nuestro medio. Pues la Universidad debe llegar mucho más a la sociedad, al fin y al cabo, es a ella a quien se debe.
Es bien sabido, que el siglo XXI nos ha transportado a un mundo globalizado en el cual la información y el conocimiento están al alcance de todos, y su obsolescencia acontece con rapidez. Las universidades ya no tenemos el monopolio de ser los únicos que impartimos la educación superior, ni tampoco somos los únicos depositarios de la investigación.
De ahí, la importancia de la innegable relación Universidad-Sociedad, un binomio definitivamente inseparable. La Universidad no debe privarse de expresar sus opiniones y de dar sus críticas, cuando los problemas regionales, nacionales o internacionales así lo demanden. Debe ser uno de los referentes de la opinión pública y, por lo tanto, estar a tono con los desarrollos y desafíos del mundo moderno.
De ahí, que la transferencia de conocimientos, innovación, relaciones universidad-empresa-estado, relaciones ciencia-tecnología-sociedad, sean desafíos ineludibles que debe asumir con prioridad la Universidad, si quiere caminar por los senderos de la calidad y de la pertinencia. Por eso, la USCO viene trabajando arduamente en este proceso, vinculando a los miembros de la comunidad universitaria.
La Universidad Surcolombiana, en su camino a la renovación de acreditación institucional, viene adelantando un trabajo en este sentido, y apoyando decididamente a sus estudiantes y docentes en este gran reto de internacionalización que hoy se convierte en un eje transversal en el desarrollo del conocimiento.