Alvaro Hernando Cardona González
El ambiente natural tiene una alta relación con el “campo” entendiéndolo como el ámbito de nuestro entorno, apto y dedicado a la producción de alimentos. No en vano hoy los organismos multilaterales interesados en lo ambiental achacan a la agricultura del planeta la mayor causa de deforestación.
Por eso es importante comentar que los últimos años venimos escuchando por diferentes medios, la intención del gobierno departamental, del gremio cafetero y otros actores de relevancia en el Huila, de la necesidad de crear otro centro de educación superior la denominada “universidad del café”, propuesta que así no más sin duda resulta muy atractiva e interesante para la región. No obstante, al entrar en detalle y analizar con detenimiento la propuesta deberían sopesarse algunos elementos claves para hacer de esta propuesta un auténtico y eficaz proyecto académico (hoy sin precedentes en Colombia) orientados a generar un real impacto sobre la caficultura regional y nacional.
En primer lugar es necesario entender que un proyecto académico de esta envergadura no se desarrolla a corto plazo; pues la consolidación y el real impacto de una nueva institución de educación superior no podrá ser evaluado antes de veinte años cuando se tengan consolidadas las funciones misionales de la institución. Sólo entonces, cuando se contará con graduados realizando aportes al sector cafetero regional y con grupos de investigación consolidados generando innovación en los procesos incorporados a la cadena de valor del café, sabremos su impacto.
Ese proyecto se debe estructurar articulando los aportes de los actores que vienen trabajando desde hace varios años educación orientada a cubrir las necesidades de la caficultura regional, como ya lo vienen haciendo el SENA y nuestra Universidad Surcolombiana, dará garantías de ser viable, eficiente y fructífero. Recordemos que la universidad debe garantizar conocimiento transversal. No es sólo una facultad del “café”.
El SENA y la Universidad Surcolombiana ya están ofreciendo formación técnica, tecnológica, profesional y, aún más, en posgrados en temas que directamente involucran procesos de producción, manejo poscosecha y control de calidad en café. Si tenemos eso, ¿para qué arruinarlo?
No en vano, ya el Huila cuenta con la Escuela Nacional de la Calidad del Café, en Pitalito, que se encuentra certificada por el Instituto de Calidad de Café – CQI para ofrecer formación técnica y tecnológica en protocolos de análisis sensorial, métodos de procesamiento y manejo postcosecha del café; y el Centro Surcolombiano de Investigación en Café – CESU, del que trataremos en la siguiente edición.
