POR: Juan Felipe Molano
Agitada encontré la opinión pública por estos días, cuando se hizo oficial la designación como candidato a la vicepresidencia de Colombia del re-conocido ex alcalde Rodrigo Lara Sánchez, quien a mí me informan que es un buen médico, un buen docente, un buen hijo, buen ciudadano, pero que a sus espaldas está como a todo servidor público denuncias e investigaciones de las que creo saldrá bien librado, sin embargo, al grueso de la sociedad huilense él no los representa.
Según mi análisis, Lara obtuvo una buena votación que le alcanzó para ser alcalde, pero muchos de sus aliados y apoyos se distanciaron por cuanto su forma de gobierno fue distante y poco amable, y una contratación pública entregada en su más alto porcentaje a contratistas foráneos ( pues también le cumplió a muchos de sus aportantes como lo prueba un listado en mi poder, muchos de ellos malos contratistas a quienes se les fundió el cerebro y se les hundieron las calles), lo cual no es un delito pero eso pasa factura electoral; otros ya tomaron distancia puesto que veían en él el líder de las transformaciones del quehacer político, de la transparencia en el manejo de lo público, el hombre de idéales colectivos, el heredero de la fama de su padre que fue un liberal aguerrido por la defensa del Estado, pero siempre su padre introducido en las mieles de la oligarquía de la época y de un ego que trascendió.
Hoy de forma agresiva unos defienden su paso por el partido verde, pero que con la decisión última se sienten traicionados en sus postulados, dado que termina en las toldas del establecimiento que hoy el pueblo colombiano está cambiando desde las urnas pero que parece él no avizoró y puede ser una carrera a la casa de Nariño frustrada.
No es opitofobia lo que se debe plantear desde la discusión dialéctica, por supuesto que lo hubiéramos querido de candidato presidencial y no allí donde llegó, es que el Huila acaba de dar la demostración del cambio total de los liderazgos añejos y mal ejercidos, acabamos entre todos de destronar las casas políticas de la región, a pesar que se nos colaron dos, pero en realidad siento que a los únicos que sí representa es a esas casas políticas hoy destronadas con el valor del voto en la urna, pues ya salieron a felicitarlo y allí pondrán su maquinaria ( conservadores, liberales villalbistas, cambio radical, la U, CD, entre otros), será su premio de consolación, y muchos dirán en chiste, que nos quedamos sin senadores pero vale más un vicepresidente.