Diario del Huila

Las brujas Popayán y los recuerdos

Oct 30, 2021

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Se realizan muchos eventos culturales este fin de semana. Nos congratulamos con las actividades del legado que en su momento rescató entre nosotros el maestro y teatrero Jorge Luis Vargas Echeverry en el Centro Poblado de la Jagua, con la complicidad de Jaime Bravo Motta. Fue una tarea dura y difícil pero no imposible con lo que se llamó en su momento el Carnaval de las Brujas. Su tradición busca dejar una huella en medio de una falsa política de turismo y de emprendimiento que debería enfocarse en procesos de reconstrucción de las lecciones de los abuelos y de todo aquello que haga posible la transformación del entorno hacia un modelo cultural donde la preservación de la memoria histórica sea su razón de ser, para que en adelante no nos invadan las fuerzas oscuras del consumismo.

A su vez, Popayán viene celebrando la Feria del Libro, evocamos los tiempos aquellos, en los cuales esa suma de culturas, propias de una región tan universal, pero tan compleja, sin cambios a la vista. Un territorio enriquecido por el mundo multiétnico: Las negritudes, los indígenas, los blancos, los patojos y toda una gama de formas de ser, como los guambianos con su ancestro inca, los paeces con su forma y su tradición, cada uno en cosmogonía propia, sui generis, y en suma, pueblo en conflicto que vive el azote de una violencia y del narcotráfico que desde el gobierno central se niega a reconocer y combatir como corresponde, el Cauca es un pueblo donde crepita la esencia de las pasiones humanas y la rebeldía de su raza.

Vamos sumando recuerdos que vienen y se quedan, recuerdos que no pueden ser más que expresiones de toda una realidad social en conflicto, donde los derechos humanos son simple letra muerta, como sigue siendo, todo este proceso de reconocimiento de las culturas y de los pueblos. Quizá no se equivocó nunca el profesor del Colegio San Francisco, cuando en décimo grado les decía a sus alumnos por allá en los años ochenta, que si Colombia, iba a alcanzar la paz, en todo el territorio colombiano, ello solo sería posible, cuando en el Cauca, se lograra pacificar todas las comunidades que la conforman, cuando en el Cauca, se pueda vivir pacíficamente y entre todos, haya respeto y solidaridad, Solo cuando ello suceda, el país tendrá paz.

Y esa imagen del hombre, que vuelve a lo indígena, al mundo de la creación del mundo, al hombre que piensa y analiza el entorno y lo alimenta del ejemplo con la filosofía de sus ancestros, lo fuimos a encontrar en la obra literaria y el mundo fantástico de nuestro amigo, Fernando Solarte Lindo, quien fue cómplice de ese misterioso encantamiento que nos entrelazó, con otros tantos escritores, con esa literatura que nos ha permitido encontrar el punto donde el eco, tiene retorno, como un manantial que llueve en nuestro interior, el mundo fantástico que todos los seres humanos tenemos dentro de nosotros mismos, cuando escuchamos una palabra y la transformamos en un canto, o la llevamos a otro sitio, para expresarla, para lanzarla al viento e inundar las nubes y los cielos, con su alegría y con su magia.

Y la Jagua y sus brujas, sus leyendas, sus tradiciones y los teatreros, se van sumando poco a poco en un Carnaval que algún día debe rescatarse para bien de sus habitantes y dejar enseñanzas sobre lo que ha representado abarcar todo este territorio, que nos entrelaza con la cultura de San Agustín, como ha sido reconocida desde cuando se avistaron los primeros monumentos erigidos a los dioses por nuestras comunidades ancestrales, que data de 1797 a decir del Sabio Francisco José de Caldas, habitante que fuera de este territorio.

Hoy desde mi “iluso” cuartel de CUATROTABLAS, seguimos pregonando que la tarea cultural y el rescate de nuestros sueños, solo serán posible cuando dispongamos de solidaridad hacia la palabra, hacia el respeto del otro donde se dé ese encuentro de afecto y donde los libros, la música, la danza y la creación de las manualidades vaya de la mano en la construcción de los dioses que todos los días construimos para burlarlos de la inequidad, de la violencia y del engaño en el que la sociedad misma nos ha generado.

 

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