Aníbal Charry González
En la mitología griega, Casandra fue una sacerdotisa de Apolo, dios de la razón, la lucidez y la mesura, a quien le imploró que le concediera las dotes de la profecía, a lo cual accedió a cambio de su amor, pero después lo traicionó y enfurecido el dios la condenó a que nadie le creyera lo que decía, enseñando que es más importante tener credibilidad que la clarividencia, porque se puede ver más allá de lo que otros no pueden ver, y que solo tiene utilidad si los demás le dan credibilidad a las palabras, constituyendo de esta manera el mito de Casandra.
Pues bien: después de haber sorteado el hoy presidente Petro, toda suerte de infamias con el fin de atajarlo como fuera por parte del establecimiento, que fue un auténtico milagro que llegara vivo a la segunda vuelta en este violento país, una vez elegido y no obstante que su elección generó tranquilidad y concordia, demostrada con sus palabras y decisiones de estadista, frente a todas las advertencias taimadas de las casandras del régimen que estaban condenadas a que no les creyeran como se demostró con su abrumadora votación : ahora con redomada mala leche anuncian toda suerte de catástrofes en su gobierno.
Es así que la cabeza de las oligarquías financieras, Luis Carlos Sarmiento, ardido por la derrota histórica del régimen, y ante los anuncios de la designada ministra de Agricultura Cecilia López sobre la reforma agraria, considerándose dueño de este feudo espetó en forma soberbia, que “Aquí no se viene con el cuentico de que vamos a cambiar todo y expropiar a todo el mundo”, fungiendo de maléfica casandra , como si la ministra hubiese hablado de expropiar a todo el mundo, sino en las condiciones que establece nuestra legislación cuando no se cumpla con la función social de la propiedad, que no es ningún cuentico como ladinamente lo dice Sarmiento, sino un axial propósito de gobierno enmarcado en el Estado social de derecho.
Y qué decir de otras casandras, que le atribuyen a la elección de Petro con el fin de envenenar el ambiente, como si no fuera un fenómeno de recesión mundial: “las Bolsas y mercados en baja, gasolina disparada, dólar en carrera alcista, incertidumbres que los nombramientos no aplacan, suman para crear una circunstancia en la cual las alzas llegaron para quedarse y el apetito y necesidades del nuevo presidente necesitan meter mano en donde pueda sacar plata para atender sus promesas sociales”, como lo hace con vileza José Clopatofsky en la revista Motor de El Tiempo, y demás casandras que auguran prepararse para lo peor en su gobierno con una serie de infundios, esperando seguramente que para tranquilidad del establecimiento anuncie que mantendrá el régimen de corrupción incumpliendo sus promesas sociales, al que se ha sumado Duque, dando cínicamente consejos de buen gobierno con el desastre que ha sido el suyo. Pero están condenadas estas casandras del régimen a que nadie les crea cuando se haga realidad: Colombia potencia de la vida durante el gobierno de Petro.